sábado, 29 de diciembre de 2007

Bitácora de un viaje (El ataque de los bichos asesinos)

Hola a todos

Me gustó esto de escribir la bitácora de mi viaje a Mellico, puedo que con esto convenza a mis amigos para que podamos darnos una vuelta por aquellos pacíficos lugares en febrero ¡anímense!.

El segundo día nos entregó la oportunidad, o al menos a mi, de observar más detenidamente el entorno donde estábamos, realmente aislados, no obstante eso no fue en ningún momento un impedimento para descansar y relajarse, todo lo contrario, fue un aliciente para hacer disfrutar el lugar.

Creo que la rivera del río fue el lugar perfecto para meditar ciertas cosas, para imaginarme algunas, para proyectar otras tantas y creer que la vida no se construye en base a ilusiones sino que es posible darle vida a los sueños... aunque eso también solo sea un ilusión, o quizás no, solamente el tiempo decidirá. Francamente, quiero que mis sueños e ilusions puedan llegar a ser realidad. Sería de lo más interesante.


Por otro lado, una caminata río abajo permitió observar sendos bosques de pinos que poblan la cordillera de la costa maulina. Y como no mencionarlos a ellos, los cargantes "bichos asesinos" que nos seguían por todos lados. Está bien, no hace nada, no muerden, no pican, no envenenan, pero por la cresta que son molestosos, parecía que se organizaban en escuadrones de ataque, en bandadas de exploración y las armas de destrucción masiva (entiéndase un diario, una polera, un polerón) servían de poco... pero al parecer se rindieron, los bichos no podían ser más inteligentes que nosotros y la señal del bicho incinerado en la puerta bastó para infundirles temor y que no regresaran organizados en batallones a atacarnos.


En fin, el resto del día es cuento conocido que no merece detallar de manera más profunda. Una asquerosa pasta tres quesos que sirvió para alimentar el fuego, un dormidita y al río a capturar... nótese, tan solo a capturar pues ninguno sufrió maltrato y fueron liberados prontamente.

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