viernes, 12 de agosto de 2011

Primarias en Argentina: Medición de fuerzas sin definiciones claras


Este domingo 14 de agosto por primera vez en la historia, Argentina vivirá un proceso de elecciones primarias abiertas, simultáneas y obligatorias para todos los partidos o pactos políticos que desean hacerse parte de las elecciones nacionales del 23 de octubre y donde deben concurrir a sufragar todos los ciudadanos mayores de 18 años. ¿Qué podemos esperar de este escenario electoral inédito en la historia política argentina?

Las elecciones primarias tienen varios efectos en la competencia electoral. Aumenta el rol de los electores en la competencia partidaria permitiendo que sean ellos los que definen las candidaturas que competirán y no los partidos, aunque tampoco les quita a éstos la responsabilidad original, propia de los partidos en democracia, de presentarle candidaturas a los votantes. Por otro lado, refuerza las estructuras partidarias y busca institucionalizar el sistema de partidos al permitir que sólo puedan competir en las elecciones nacionales aquellos candidatos que se han sometido a las primarias, que son intermediadas por un partido o una agrupación política.

También tiende a disminuir la fragmentación del sistema de partidos y a reducir las opciones disponibles en la elección nacional, pues pone un umbral mínimo de votación en las primarias para presentarse luego en las elecciones generales de octubre, en este caso, un 1,5%. Lo esencial, sin embargo, en todo proceso de primarias es que no son las cúpulas partidarias las que eligen a los candidatos, con lo cual no basta que éstos tenga que congraciarse con los líderes del partido o alinearse tras de ellos para alcanzar la posibilidad de competir a un cupo, sino que además deben acercarse a los votantes.

Con todo, las ideas anteriores se limitan a meras especulaciones a la luz del efecto de las elecciones primarias en otros países y queda ver qué sucederá el domingo. Revisemos un poco el escenario previo.

Para las elecciones presidenciales se presentan diez fórmulas: Cristina Fernández con Armando Budou, por el Frente para la Victoria; Raúl Alfonsín y Javier González por los radicales, y Eduardo Duhalde  y Mario Das Neves, por la Unión Popular, son, a mi juicio, los tres principales competidores.  Aunque Hermes Binner, que compite por los socialistas, tiene un nicho electoral potente en la provincia de Santa Fe y Elisa Carrió, de la Coalición Cívica, compitió en las elecciones de 2007 y llegó a la segunda vuelta con la actual presidenta Fernández, con lo cual podrían dar alguna sorpresa. Sin embargo todas las candidaturas presidenciales están definidas y las elecciones primarias sólo permitirán tener un panorama más claro respecto a la fuerza política de cada uno de los candidatos o dejar algunas en el camino frente a la posibilidad que saquen menos del 1,5% de los votos que pide la ley. También se podrían generar que candidaturas que obtengan una votación muy baja, aunque superior al mínimo legal, busquen aliarse con candidatos más votados para obtener más posibilidades de alcanzar el poder y así reducir aún más el número de candidaturas.

Indirectamente la reducción de candidaturas perjudica la opción de Cristina Fernández de ganar en primera vuelta. Un hecho cierto desde hace un tiempo es el grado de confrontación política y polarización entre los principales actores del escenario político argentino, que viene a dificultar un traspaso de votos desde candidaturas opositoras a la candidatura oficialista. Lo más probable es que la reducción de las candidaturas termine beneficiando a Carrió, Duhalde o Alfonsín, permitiéndole agregar votos y acercarse a la, hasta ahora, más probable ganadora de la elección presidencial. De esta forma se podría forzar una segunda vuelta donde la oposición kirchenerista podría alinearse tras el candidato que compita con Cristina para intentar derrotar sus opciones de reelección. El sistema electoral argentino contempla que si un candidato obtiene más del 40% de los votos y aventaja por más de 10% al segundo, obtiene la presidencia sin necesidad de una segunda vuelta y con más del 45% de los votos el candidato se convierte en presidente(Art. 97º y 98º Constitución Nacional). De Perogrullo resulta decir que mientras más candidaturas opositoras existan más posibilidades tiene Cristina de aventajar por más de 10% a sus contendientes. 

Otro factor relevante es el rol que jugará Mauricio Mancri y Gabriela Michetti del PRO, jefe de gobierno y diputada por la ciudad de Buenos Aires, respectivamente.  Esto, pues la propuesta republicana no lleva candidato presidencial y tampoco ha llamado a votar por ningúno en particular, pese a los acercamientos que ha habido de parte de algunos candidatos presidenciales, particularmente Duhalde y Alfonsín, a la centro derecha macrista. En la campaña que ha iniciado el PRO por sus diputados nacionales llaman a “cortar boleta” dejando en libertad de acción a sus adherentes en la elección de los candidatos a presidente. Si tomamos en cuenta los resultados en la elección por la provincia y en la ciudad de Buenos Aires en 2009, donde el PRO alcanzó el primer lugar, y el Frente para la Victoria quedó en tercer y segundo lugar respectivamente, es poco factible que los votos se muevan hacia Cristina. Los mismos resultados de 2009 nos muestran que Carrió tiene mayores posibilidades de tomar votos del PRO en la provincia; y el Proyecto Sur, con escasas posibilidades nacionales, sí tendría alguna oportunidad en la ciudad, frente a la ausencia de un candidato presidencial de Macri.

Lo que ocurra en Buenos Aires no es menor, habida cuenta que es el distrito electoral más importante del país. Sin embargo, el PRO sigue sin tejer redes al interior de la Argentina en cuanto a diputados y senadores nacionales, aspecto que sí utiliza otros partidos como el Frente para la Victoria, la UCR y los justicialistas disidentes. A pesar de esto, en Santa Fe el candidato Miguel del Sel obtuvo el segundo lugar, siendo la primera vez que el PRO incursiona en provincias. (Ver: Ballotage)   

Nos preguntamos si es posible que las primarias revelen alguna sorpresa. En cuanto a los candidatos a presidente es probable que la respuesta sea no, y lo único que permitan las elecciones del domingo sea entregar más certidumbre a los candidatos respecto a las verdaderas posibilidades electorales que tienen y cumplir uno de los objetivos de las primarias: reducir las candidaturas sólo a aquellas electoralmente más viables, so riesgo de disminuir las posibilidades de ganar en primera vuelta para Cristina Fernández.

Otro asunto es la situación de diputados y senadores nacionales. El sistema de partidos argentino tiene un nivel creciente de desnacionalización. Hay una gran cantidad de partidos que responden a los intereses locales de cada entidad federal y, en muchos casos, no se alinean ni buscan hacerlo con los partidos que tienen un mayor alcance nacional, esto, para defender la autonomía de las provincias frente al gobierno federal, al que le es más sencillo involucrarse en los asuntos subnacionales en la medida que tenga aliados políticos en las provincias, como gobernadores, diputados o senadores. Con esta situación, es difícil que la fragmentación del sistema de partidos argentino se reduzca gracias a las elecciones primarias, pues los partidos que mayor alcance nacional poseen: el peronismo y los radicales, difícilmente podrán cooptar, al menos en el corto plazo, partido provinciales.

En consecuencia, las primarias ayudarán a los candidatos presidenciales para evaluar la viabilidad de sus candidaturas y de los proyectos políticos que están presentando y hacerse un panorama de cómo quedará más o menos conformado el congreso nacional para un eventual periodo de gobierno. De esa forma, tendrán más certidumbre respecto a las alianzas que deberían buscar y a los partidos provinciales que deberían intentar conquistar para asegurarse gobernabilidad entre el 2011 y el 2015. No creo que las primarias nos den alguna sorpresa respecto a lo que sucederá en octubre, sino que sólo serán útiles para hacernos un mapa político más claro y certero de cara a las elecciones nacionales. 

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