Quienes estamos hace más tiempo en el INAP y, además, quienes hemos estamos desde algún cargo de representación hemos visto cómo en el instituto de ha ido produciendo una maduración importante. He tenido la suerte de ver el proceso en mis cuatro años de estudiantes desde distintas tribunas: primero como integrante de la mesa del centro de estudiantes, luego como consejero escuela y hoy como consejero de instituto. Esta visión me ha ayudado a apreciar cómo el instituto ha pasado de ser una institución en crisis permanente a estabilizarse en un momento y poder empezar a pensar, en comunidad, el futuro de nuestra unidad académica.
No creo ser un privilegiado, sé que todos los estudiantes de la escuela han sentido de una u otra forma la crisis del instituto y hoy mucho no sienten que se estén generando cambios de fondo en el INAP, sin embargo, el hecho que todos los profesores del instituto estén impartiendo al menos un curso en la escuela de pregrado o que todos los académicos del INAP hoy tengan el grado de Ph. D. son cosas no menores, que para muchos puede resultar de perogrullo, pero en el INAP no se daban y de ahí viene que muchos estudiantes hoy digan que los profesores vienen del olimpo, efectivamente, hasta hace tiempo se podía ver así, hoy todos los académicos tienen la obligación contractual de ofrecer cursos en pregrado y postgrado.
Para muchos de nuestros compañeros egresados hace años (no muchos años) lo que hoy ocurre en el INAP es un momento de real importancia y más allá del los reparos naturales que se puedan tener frente al proceso, el que se esté discutiendo el plan de desarrollo institucional del INAP de manera conjunta entre todos los integrantes de la comunidad nos llama a reflexionar en el momento en que nos encontramos. Personalmente creo que nos encontramos en un estado intermedio entre la crisis permanente y la consolidación institucional y es ese mismo estado el que genera una serie de dudas por el peso de la historia. ¿Habrá el INAP dejado todas aquellas prácticas que lo llevaron a su crisis? ¿se podrá transformar en una unidad académica viable? ¿qué rol jugamos los estudiantes? ¿qué rol juegan las disciplinas que estudiamos?
Hay una serie de temas pendiente, pero varias apersonas estamos trabajando para que se solucionen lo antes posible y permitan al instituto entrar en la normalidad institucional que tanto esperamos, nuestra unidad académica se encuentra en reestructuración desde el 1 de marzo de 2007. Yo he vivido toda mi carrera con un INAP reestructurándose, pero creo que podré egresar con un instituto consciente de aquellas cosas de las que debe hacerse cargo y, ciertamente, los estudiantes tenemos que ser parte de eso, sobretodo los compañeros de primero y segundo que deberán tomar la posta en este trabajo que ha atravesado a varias generaciones de administradores públicos egresado de la Escuela de Gobierno.
El tema del edificio en República es algo sumamente importante, pero tiene tiempos distintos a la discusión del PDI y a los temas académicos y universitarios que le competen al INAP. Sin mencionar además que para el mediano plazo la situación de infraestructura se está resolviendo de forma más o menos expedita. Es necesario, no obstante, mejorar las condiciones actuales en las que se encuentra la escuela recordando que históricamente ha sido la unidad más relegada -siendo la más importante- dentro del INAP. Es así como en este nuevo estado en el que se halla el INAP es justo que la escuela reciba un nuevo trato también y si tenemos el conocimiento que las condiciones en República no han sido óptimas es necesario buscar una solución en conjunto.
Creo que estamos en un trance histórico que puede llevar al INAP definitivamente a convertirse en esa institución en la frontera de la universidad encargado de relacionar las unidades académicas de la Chile con la sociedad; mirando los asuntos públicos de manera interdisciplinaria, cultivando la ciencia política, la administración pública y el estudio de las políticas públicas y formando administradores públicos de calidad. Cosas que siempre han estado presentes en las demandas estudiantiles y que estuvieron en el espíritu fundacional del INAP. Hoy siento que estamos algunos metros más cerca del éxito... que del fracaso.
Por cierto, a muchos -a todos- nos gustaría que todo fuera más rápido. Han sido años constantes de discusiones, luchas y movilizaciones de los estudiantes. Sea quien haya estado a cargo, cada uno ha pensado en los generaciones que vienen, tal como lo hacemos nosotros, y que muy probablemente ocuparán nuestro lugar. Y eso mismo es lo que nos motiva. Además de la vocación por la excelencia que debe habitar en cada uno de nosotros.