Hoy apareció en el mercurio una nota alentadora e inquietante a la vez. Siempre que he tenido la mala suerte (y digo la mala suerte, porque fue cuando mi abuelita se enfermó y le hizo varias visitas durante el 2007, hasta el 7 de agosto de ese año) de visitar el hospital San José me había cuestionado la existencia de un solo hospital para toda zona norte de Santiago, teniendo que atender no solo a comunas que se encuentran dentro del área metropolitana como Independencia, Recoleta, Huchueraba, Conchalí, Quilicura o Renca, sino que además a comunas más alejadas como Lampa, Til Til o Colina. De ahí viene la noticia alentadora, pues el Ministerio de Salud ha decidido priorizar la construcción de tres complejos hospitalarias completamente nuevos, uno de ellos en Quilicura y otro en Colina. El otro es 'en el sector poniente' y, además, se contempla la remodelación del hospital El Salvador y del Hospital Geriátrico para convertirlos en un gran complejo y la remodelación del Hospital Sotero del Río. Algo así como 700 millones de dólares se pretenden invertir en hospitales en estas zonas. Si eso se complementa al acuerdo que alcanzó el gobierno con los funcionarios de la atención primaria, resulta bastante interesante lo que se puede hacer en temas de salud pública.
Lo inquietante es, y acá me hago el mismo cuestionamiento del diario, lo que propone el Ministro de Salud, Álvaro Erazo al Ministerio de Obras Públicas es "concesionar la construcción y operación" de los recintos. Puede que se trate de una confusión semántica y en realidad se vaya a seguir el mismo modelo de concesión de los hospitales de Maipú y La Florida, en los cuales las empresas posterior a la construcción podrán operar los servicios no clínicos, pero todo lo relacionado con prestaciones médicas sigue en manos del Ministerio de Salud. Dicho modelo resulta bastante exitoso y es una muestra importante que hay problemas que pueden ser enfrentados en forma conjunta por el sector público y el sector privado, con la regulación adecuada y protegiendo los intereses de los usuarios.
¿Por qué no concesionar los servicios clínicos? Porque acá no estamos hablando de carreteras, estamos hablando de una responsabilidad irrenunciable del Estado con la población. Chile, además, tiene una larga tradición en políticas de salud pública y desarrollo de estrategias sanitarias para la población. Las alianzas con privados son buenas para complementar la labor del Estado, pero no para reemplazarla. Actualmente en Chile existe un debate importante respecto a la calidad de la educación pública y, si bien no vamos a negar los problemas que tiene el sistema de salud, no hay que pensar que entregarle completamente esa labor a los privados los va a solucionar, pues en muchos casos llegar a ser mitológico esa "ventaja" del sector privado en aspectos de gestión.
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