sábado, 6 de septiembre de 2008

Flores en los árboles, albores de la primavera

Si me pongo creativo y me diera por ponerle algún nombre a la etapa que creo hemos empezado a vivir, le pondría algo así como "bajo invierno". Es que hay algo en al aire que avisa que el fin del invierno está próximo y que pronto vendrá el equinoccio vernal en nuestro hemisferio y en el polo sur empezará la larga noche de 6 meses de duración.

Pero todo lo anterior tiene poca validez si no estamos nosotros presente y no percibimos los cambios que ocurren a nuestro alrededor, si hemos sido nosotros mismos los que hemos nombrado aquello y pasaría exactamente lo mismo si nosotros no estuvieramos en la tierra. Lo lindo de esta nueva etapa que está comenzando es ver los árboles florecidos, sentir los días más largos y cada vez menos fríos. Debo reconocerlo, me gusta el invierno, pero siempre que el verano llega a su punto máximo y el calor se hace insoportable, a estas alturas del invierno, cuando quedan poco más de diez días para que se acabe, lo único que quiero es que se acabe (mentira, no es lo único que quiero).

Me compraré un casco, me compraré unos guantes y como estamos en los albores de la promavera podré empezar a salir en bicicleta más seguido. Me gusta el deporte, sí, pero no me gusta ese deporte que uno hace encerrado en un lugar con máquinas alrededor, me gusta la bicicleta... pero no la estática, la otra ¿le podré llamar "dinámica"?, en fin... la que me permite recorrer los lugares, alcanzar cimas de cerros y la que me permite poner decir "Un auto menos" o, en mi casa específico, debería decir "un pasajero menos del metro". Lo anterior en invierno no se puede, días muy cortos, muy fríos, muy lluviosos o húmedos, pero ahora... sí!.

Y bueno, me gusta esta etapa de crisis. Me gusta esa definición de crisis que hace Habermas y que un profe me dijo que era una copia de la dialéctica de Marx. "Crisis es cuando hay algo que no termina de morir y otra cosa que no termina de nacer". Si lo aplico ahora, sí, está la crisis del invierno porque no termina de morir. Aún hace frío, aunque caen algunas gotas, todavía tengo que salir con parka en la mañana. Pero hay algo que no termina de nacer, porque ya puedo ver flores en los árboles y ya no está oscuro a las 6 de la tarde. Definitivamente, es la crisis del invierno.

Y yo qué? Me gusta este nuevo periodo, yo solo espero. Vida, ven a mi. Traeme lo que quieras, que yo nada busco. En este momento sería capaz de aceptar todo lo que la vida me pusiera por delante, porque hace mucho que he aceptado mi vida y todas las sorpresas que me ha dado, lindas sorpresas... otras no tan lindas pero igual de enriquecedoras; cada experiencia, cada palabra, cada gesto, cada hecho ha aportado infinitas cosas a mi vida, cosas que guardo en un lugar prefrencial de mi memoria. Por eso es que a veces siento que estoy medio loco y que necesito internarme, menos mal que luego me arrepiento. Algo de locura no hace mal, Paulo Cohelo dice que las decisiones requieren valentía y desprendimiento, pero también cieta dosis de locura. Sí, estoy medio loco, pero no me importa estarlo.

Es tarde (o temprano, depende de cómo veamos la hora) debería haber pescado un libro o algo para estudiar, pero no lo hice. Ya lo haré, quizá hoy sábado lo haga o mañana domingo. Ahora me iré a dormir, me gusta construir una realidad paralela en mis sueños, porque hay cosas que -lamentable o afortunadamente- de los sueños nunca podrán salir. Ven, estoy loco.

Saludos

Pebels

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