jueves, 11 de marzo de 2010

El gobierno ciudadano

La gran popularidad con la que finaliza el gobierno de la Presidenta Bachelet y con él 20 años de gobiernos de la concertación posiblemente será objeto de estudios politológicos por mucho tiempo. Esto, porque pese a tener un 84% de aprobación en la última encuesta Adimark -aún después del terremoto que afectó varias regiones de nuestro país- pierde el gobierno, siendo la concertación incapaz de capitalizar esa popularidad, hecho que demuestra, que duda cabe, que es un capital personal de Bachelet y no extrapolable al actuar del gobierno y mucho menos al accionar de la concertación como coalición política.

Personalmente tengo una hipótesis al respecto. La desarrollaré. Durante su campaña Michelle Bachelet prometió un gobierno ciudadano, cercano a la gente y que encarnara un nuevo tipo de liderazgo, diferente al de Ricardo Lagos y su presidencialismo potente basado en un liderazgo fuerte y visto por algunos sectores incluso como autoritario. Es cierto. La personalidad y el tipo de liderazgo de Lagos es muy diferente al de Bachelet y se ajusta casi a la perfección al estereotipo presidencial que tiene el chileno.

Michelle Bachelet es diferente, ella esta cerca de las personas, tiene una sensibilidad distinta partiendo por el hecho que es mujer y su gobierno ciudadano se vio en terreno demostrando que no fue solo una promesa de campaña. La presidencia de la república bajo del olimpo con Bachelet se acercó a la gente y la gente valoró eso, sumado a su personalidad afable y a la confianza que inspira. Resultado, un 84% de aprobación.

Sería muy ingenuo de mi parte, sin embargo, omitir el enorme esfuerzo comunicacional llevado a cabo por mostrar a la presidenta en esa faceta acorde a lo que ella prometió, en terreno y con las personas. Ahora bien, hay que tomar en cuenta hechos no menores en todo esto. Durante gran parte de su gobierno la presidenta Bachelet tuvo una popularidad inferior al 50% y esta aumenta explosivamente a causa de la crisis financiera internacional. ¿La razón? Creo que fue en ese momento cuando las personas más valoraron el tipo de liderazgo de la presidenta, me atrevería a pensar que ante la grave crisis económica se venía los chilenos nos sentimos más vulnerables frente a un enemigo externo y le dimos valor a una presidenta que, en ese momento, fue capaz de liderar "un barco en medio de una gran tormenta" aunque cuando gran parte del mérito lo tenga que recibir también el ministro de Hacienda, Andrés Velasco.

Fuente: Adimark GFK

En los momentos de crisis imputables al gobierno, ya sea Transantiago o las protestas de los secundarios (en 2008 no tendría explicación, podría haber sido las alzas de precios que sufrieron muchos productos) la popularidad de la presidenta bajó -el piso fue un 35% durante los peores momentos de Transantiago- sin embargo es la crisis financiera internacional la que mueve hacia arriba los números. Fue allí cuando el liderazgo de Bachelet entregó una especie de "protección maternal" frente al vendaval económico. Vale decir que la popularidad de Eduardo Frei llegó al 28% durante la crisis asiática que registró una caída menor de la actividad pero un alza mayor del desempleo. Las medidas que tomó el gobierno de Bachelet y su forma de liderazgo hicieron que los chilenos nos sintiéramos casi aparte de la crisis. Los bonos de apoyo familiar, la gran coordinación entre política fiscal y monetaria consiguieron algo importante: muchos chilenos sintieron que la crisis fue algo completamente ajeno y que el gobierno hacía todo lo posible por proteger a los chilenos. Los créditos se lleva la Presidenta y el ministro de Hacienda.

Durante el terremoto, si bien es una crisis aún en desarrollo, la actuación de la presidenta visitando las zonas afectadas de forma casi inmediata y recorriendo durante todos los días siguientes las regiones del Maule y Bio Bio mostraron un líder en acción y los errores que se pudieron haber cometido pasaron a segundo plano. La presidenta se vio con las personas y no en una oficina en Santiago y eso fue altamente valorado.

Y entonces ¿las medidas qué? En este punto creo que vale mencionar algo relacionado con economía política: el votante mediano no puede evaluar todas las acciones de un gobierno central, debiendo seleccionar algunos aspectos más cercanos para hacer la evaluación de sus gobernantes. En tal sentido, en los momentos de más baja popularidad la gente usaba como vara los hechos inmediatos que sucedían, como el transantiago y "el resentimiento" de las personas de regiones que veían como se gastaban millones de dólares en Santiago y las regiones miraban desde fuera. Estos hechos terminaron opacando, en ese momento, otras acciones como el programa Chile Crece Contigo, el programa Quiero mi barrio, las ampliaciones del plan Auge o la reforma previsional y, en general, una red de protección tal que se aseguran derecho mínimos a las personas y cuyo detalle merece una entrada especial. Desde fines de 2008 el foco de evaluación cambia y la actuación del gobierno se vuelve central y eso la gente lo tomó en cuenta y sumado al liderazgo de la presidenta del que hablé más arriba y el trabajo comunicacional arrojó el resultado que hoy tenemos.

Indudablemente, entonces, merece ser desmenuzado. La popularidad de la presidenta necesariamente la efectividad de la actuación del gobierno y digo eso a pesar de que creo que muchas medidas del gobierno de Bachelet son fundamentales para construir una sociedad más justa, inclusiva y solidaria. Por eso creo que fue un excelente gobierno, que fue capaz de poner a las personas en el centro, que bajó hacia la ciudadanía y que puse énfasis en aspectos sociales menos tangibles pero mucho más trascendentes que obras de otros gobiernos. La evaluación de este tipo de medidas quedará para nosotros, quienes de alguna u otra forma entendemos la política pública, la política social y la actuación del gobierno.

Se cometieron errores, eso es innegable, pero creo que hoy finaliza un gran gobierno que fue capaz de mover el foco de las políticas públicas en Chile. No basta luchar contra la pobreza si no se lucha también contra la inequidad, no basta construir miles de viviendas sociales si no somos capaces de generar barrios con calidad de vida. Michelle Bachelet fue una mujer muy capaz y muy fuerte, aunque me atrevería a pensar que en muchos casos fue sobrepasada por las circunstancias y, por qué no decirlo, por el estereotipo machista de nuestro país. La presidenta se va habiendo demostrado que fue capaz de hacer un buen gobierno, no sé si el mejor pues eso merece evaluación más detallada y es algo mucho más multidimensional, pero hay conquistas sociales muy relevantes en una sociedad tan injusta como la chilena.

Finalmente, creo que no hay que ser autocomplaciente. Los gobiernos de la concertación cambiaron Chile, que duda cabe, hoy tenemos un país mucho mejor al de hace 20 años, pero hay una deuda social muy grande. Hay que avanzar en mejorar eso para alcanzar realmente una sociedad de equidad e igualdad de oportunidades. La desigualdad en el ingreso es aún muy profunda en nuestro país y es algo tan grave que la iniciativa y la competencia individual no serán capaces de sanar, es necesario la acción colectiva y concertada para que podamos tener realmente pisos mínimos de protección y derechos universales para todos, en definitiva, una sociedad realmente equitativa y solidaria.

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