jueves, 22 de noviembre de 2012

Morsi, el nuevo articulador en el cercano oriente

Históricamente Egipto ha jugado un rol importante en su región. El país se constituye en una especie de puente entre el norte de África, lo que se denomina el Magreb, y los países de oriente próximo, donde el conflicto se ha hecho sentir desde hace décadas, pero con mucha más fuerza en los últimos días. Allí Egipto parece competir o al menos rivalizar con el liderazgo al que también aspiran Turquía e Irán, en cuyos líderes, Erdogan y Ahmadineyad tienen posicionamientos diferentes respecto del mundo.

Mientras Ankara mantiene su alianza con la OTAN, un lazo que la une indefectiblemente a los países occidentales, no se niega tampoco a mantener relaciones cordiales con Rusia, a pesar de la amenaza que ha llegado a representar el conflicto sirio, sobre el que Rusia ha estado pendiente y, ciertamente, dándole una mano al régimen de Al-Assad. Por otro lado, Tehran mantiene esa tensa relación con occidente y el líder del régimen islámico ha dicho varias ocasiones que Israel debe desaparecer y que se trata de una mancha nefasta.

Pero allí aparece Egipto y su nuevo líder Mohamed Morsi, que se convirtió en el articulador del acuerdo de cesa al fuego entre Israel y Hamás, poniendo fin a varios días de intercambio de misiles entre la franja de gaza y las ciudades israelíes, particularmente del sur del país. Si bien es cierto que los Estados Unidos no estuvieron ausentes en el proceso —como parece razonable de parte de la potencia global— su involucramiento fue más explícito una vez que las conversaciones entre Israel y Hamás llevadas a cabo en El Cairo ya se encontraban encaminadas. Fue el presidente Morsi uno de los primeros en reaccionar una vez desatado el conflicto llamando a la negociación y buscando articular una tregua entre las partes y, una vez alcanzado el cese al fuego este miércoles por la noche, recibió los agradecimientos de varios líderes por el rol que jugó encaminando el conflicto hacia una tregua. 





De alguna forma la actuación de Egipto en este conflicto le permitió a Morsi consolidarse a nivel regional como un líder articulador y responsable y legitimarse a nivel global como un actor protagonista en la región. Así mismo, se consolidan las relaciones entre Egipto y los Estados Unidos, las que Obama había venido intentando cimentar desde que llegó a la Casa Blanca a principios de 2009, pero que terminaron sufriendo un paréntesis debido a las convulsiones internas de los países del norte de África que hicieron que, naturalmente, cada uno de ellos mirara hacia adentro. Mientras Libia busca reconstruirse y en Siria la guerra civil se mantiene, con Al-Assad con cada vez menos apoyos internacionales y un reconocimiento creciente a la coalición opositora al régimen y con Irán tensionando las relaciones con occidente e incluso avalando los ataques de Hamás, el líder aparentemente más estable de la zona vuelve a tomar un rol significativo en su proyección regional.




¿Qué se viene luego de este alto al fuego? ¿El esfuerzo de Egipto irá más bien a sostener el status quo en la región o bien buscará rearticular un nuevo proceso de paz en la zona, sustentable y de largo plazo? al parecer Egipto sí está dispuesto a jugar ese rol en la zona.


En definitiva, puede que este cese al fuego sea sólo uno más de las tantas treguas que han habido en estos más de 60 años de conflicto y se termine rompiendo por acción de una de las partes... por un auto explotando en el centro de Tel Aviv o por una acción localizada de Israel en Gaza. Lo que sí parece más relevante, lo que parece muy relevante, además del hecho que con el cese al fuego muchas personas pueden volver a dormir tranquilas —si cabe, en una zona en conflicto permanente— es que el presidente de Egipto pasa a la cabeza entre los líderes regionales y podría empezar a jugar un rol internacional bastante significativo.  

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