jueves, 10 de enero de 2008
Bitácora de un viaje (El regreso... por el ramalcito)
Hola a todos!
Y llego al final de este viaje, a casi un mes de haber salido rumbo a Mellico, concluyo el recorrido que nos llevo por lugares desolados, aldeas pequeñas y gente amable.
A mi juicio lo mejor de la vuelta fue el viaje en el buscarril hasta la capital de la región del Maule,Talca. Todo partió temprano aquel día 22 de diciembre, a eso de las 6.30 de la mañana los celulares (cuya utilidad fue usada solo aquel día para despertar) sonaron e hicieron el llamado para desarmar la carpa y partir rumbo a la estación Maquegua, no sin antes tomarnos la foto oficial del viaje, luego de eso salir a cruzar el río. Si el caballero no salía estaríamos obligados a robarnos un bote y remar con las manos, habría sido muy poco práctico; pero no sucedió.
Amablemente un señor de quien no conocemos el nombre nos cruzó desde Mellico en la rivera sur del río a Maquegua en la rivera norte, nos sorprendió la amabilidad con la que se levantó a las 7 de la mañana para transportar a un par de chicos que él nunca había visto en su vida.
Maquegua, en tanto, es una estación pequeña, rural, con solo una vía habilitada donde ya no se venden pasajes y donde nos salió un extraño animal que tenía pinta de algo parecido a un perro pero con matices de hiena... algo realmente extraño.
El trencito pasó puntualmente a la hora que lo esperábamos, abordamos y los pasajes los compramos arriba, claro, si la estación estaba cerrada y lo está de manera perpetúa, al menos para labores ferroviarias. No hubo mayor novedad hasta Gonzales Bastías, las ventanas del buscarril iban cerradas para evitar el frío y la niebla de la cuenca maulina. Pero después de pasar por Infiernillo todo cambió, un sol radiente apareció iluminando las tierras que bordean al río y aparecieron las cámaras para registrar el paisaje.
Obviamente no pudieron faltar las tortillas que las venteras de Gonzales Bastías ofrecen a los viajeros mientras esperamos que el buscarril proveniente de Talca deje libre la vía para poder continuar el viaje. Luego continuar hasta Talca con un paisaje iluminado por los rayos del sol de diciembre.
En Talca hubo algunas sorpreas ferroviarias que me competen a mi y que no tienen lugar en este blog, para algo tengo un ferroviario.
Lo no nombrado es porque se me olvidó o porque solamente queda guardado en la memoría o en las fotos de cada uno. No todo lo dicho acá es todo lo que pasamos, todo lo que dijimos y, para mi, todo lo que pensamos. Después de aquel paseo mi mente quedo liberada, lista para enfrentar las cosas que pueden pasarnos sin temer a buscar la felicidad ni a limitarnos a lo que la sociedad, como construcción humana, nos da. Estoy seguro, el hombre puede ser más pleno y mucho más feliz si el marco estructural de nuestra vida gregaria no nos constriñera. Por eso es bueno, a veces, generar nuestro propio marco estructural... para eso me sirvió mi ida a Mellico.
Saludos a todos!
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