martes, 1 de diciembre de 2009

Los logros del pasado son buenos, pero también queremos algo para el futuro


La concertación en Chile tiene dos grandes virtudes. La primera es la más obvia, no apoyó ni gobernó en conjunto con Pinochet, tiene cierta superioridad moral para referirse a la democracia y al futuro, toda vez que la alianza por Chile tenía muy arraigado el pasado pinochetista. Solo hay que recordar varios fotos de próceres de la UDI en los cumpleaños del dictador.

La otra virtud es haber recibido un país con datos sociales muy malos. Un pobreza que se empinaba por el 35%, sueldos bajos, alta inflación, bajo gasto público en áreas socialmente sensibles como salud y educación, pensiones bajas, el gran problema de los derechos humanos, un enorme déficit habitacional, unas finanzas públicas muy contaminadas.Basta con decir que el año 89 el gobierno gastó todo el fondo de reservas del cobre (creado en 1987) debido a la inminente derrota que sufriría el candidato de la derecha, Hernán Büchi.

El avance ha sido sobresaliente en mucho ámbitos. Posiblemente en el año 90 muy pocos países apostaban algo por un país al sur del mundo que recién venía recuperando la democracia, quizás otros tantos nos veían como un país bananero más. Enumerar todo lo que se ha hecho en Chile gracias a la concertación sería muy extenso y muy probablemente dé lugar a muchas investigaciones. Lo que es innegable es que hoy vivimos mejor que hace 20 años. Los chilenos somos más y tenemos más. El informe del PNUD del 2004 señala que hoy tenemos acceso a bienes que en otro tiempo habrían sido de lujo y que el esfuerzo para hacer que Chile hoy sea más ha venido de todas partes: el gobierno, la familia, los privados.

Pero hoy la concertación vive un momento de inflexión importante. La dictadura ya no es argumento. Chile está democráticamente muy consolidado y nadie siquiera pensaría en socavar las instituciones que durante 20 años se han ido construyendo, muy por el contrario, el norte está en mayor democracia y participación. Asimismo, la derecha se ha presentado ya varias veces como alternativa de gobierno, ofreciendo al país "alternancia" y hundiendo el dedo en aquellos problemas que han sido más complejos para la concertación.

La otra virtud, la de ser objetivamente la coalición de gobierno más exitosa que ha habido en Chile -dicho esto en base a cualquier indicador que miremos- sin embargo, hay temas que son muy sensibles. Por ejemplo, la corrupción. Chile no es un país corrupto, no tenemos corrupción estructural como otros países de la región y por eso mismo los casos de poca probidad en el aparato estatal son particularmente sensibles y la sanción social es bastante fuerte y no solo a los culpables directos, sino que a todos los que en algún momento podrían haber sido éticamente cuestionados. En otras palabras, nuestra sociedad no tolera faltas a la ética y cualquiera que haya es brutalmente sancionada y pagan justos por pecadores.

La delincuencia es otro tema que siempre sale a la palestra. Santiago es una de las ciudades más segura de América Latina, sin embargo existe una percepción del delito muy grande y las personas viven atemorizadas. Lo anterior no quita que sea un problema que se debe combatir, porque la delincuencia sí existe, pero no en los niveles que muchos creen y que los medios de comunicación muestran. Indudablemente hay una cuota enorme de percepción social en este tema.

Es así como la concertación se enfrente a un momento complejo el cual creo no ha sido bien abordado. Por un lado ya no es efectivo y es hasta contraproducente apelar a la dictadura y además los logros conseguidos en estos años son un hecho de la causa, las personas ya los tiene asumidos como tales y en muchos casos creemos que siempre han estado ahí. De alguna forma hemos perdido el punto de comparación. Es molesto ver en la franja de RN decir que "la concertación se ha farreado 20 años". Un persona levemente informado respecto a lo que ha pasado en Chile sabe que eso es mentira.

¿Cuál es el desafío entonces?.Ir más allá. El cambio no necesariamente implica el cambio de la coalición de gobierno pero sí la forma de hacer las cosas. Estamos en punto donde ya no podemos seguir haciendo ni ofreciendo lo mismo, los chilenos quieren y merecen más, porque el aporte que han hecho para llevar este país a donde esta hoy no es menor. Es posible un cambio en la concertación, el problema es que parece que muchos no lo han notado y seguimos pegado en lo mismo de antes. Los logros del pasado son buenos, muy buenos y los aplaudimos, pero ¿que queremos para el futuro? Es es el gran desafío, reinventarse para ofrecerle al país un camino de progreso hacia los próximos años, tal como lo hicieran la concertación en 1989, pero hoy con nuevos vientos, con la mentalidad de logros concretos y sólidos, pero también con la autocrítica del desafío pendiente.

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