miércoles, 16 de junio de 2010

Los remedios que se autorecetan los poderosos para atajar la crisis actual no es lo que nos predicaban

Las reglas del juego las dictan y las cambian a su antojo los poderosos. Hace al menos dos décadas que el FMI y el Banco Mundial van «impartiéndonos clases» y dictando reglas de conducta a los países del tercer mundo; sobre cómo sanear la economía y cómo estructurar las finanzas. Así, vimos que se les exigía deshacerse de las empresas estatales rentables, en el marco de los célebres procesos de privatización.

Igualmente, es necesario recordar la convulsión que supuso para los países en vías de desarrollo soportar las famosas reformas estructurales que apuntaban a "menos Estado y mayor competitividad". Cosa difícil en realidad, pues las fronteras de los "paraísos occidentales" no se abrieron plenamente para los productos agrícolas de los países pobres, al tiempo que en buena medida se criminalizó la inmigración desde el tercer mundo.

Pero lo que nadie pudo imaginar es que cuando los Estados del sur empezaban a tapar brechas y restañar heridas, ademas de acostumbrarse al mercado y haber asumido que los Estados no deben interferir demasiado en la economía, ni asistir a las empresas y personas con el proteccionismo, nos vemos sorprendidos. Los remedios que se autorecetan los poderosos para atajar la crisis actual con "más Estados" y ayudando a los más ricos, no es lo que nos predicaban. 

Hank Paulson, secretario del Tesoro de los Estados Unidos decía hace poco en el congreso estadounidense al hablar de su plan de rescate: si no se aprueba "que dios no asista" y ahora que está aprobado a todas lucas parece que no es suficiente. Entonces, lo que yo digo es "que dios nos coja confesados".

Tamames, Ramón (2009) La crisis financiera internacional: Análisis y soluciones. EDAF del Plata, Buenos Aires.

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