martes, 8 de junio de 2010

Recomendación al gobierno de Piñera (En Osborne & Plastrick)


Cuidado con los objetivos que se fije, puede que se consigan.

Dado el poderoso efecto que los incentivos a rendimiento tienen sobre los empleados, debe seleccionar cuidadosamente los resultados que desee compensar. Si todos sus objetivos son a corto plazo, todos los esfuerzos se centrarán también en el corto plazo. Si usted pone el énfasis en la productividad y no en la eficacia, lo que obtendrá será lo primero (no lo segundo). Lo que le recomendamos es la confección de una «tabla de resultados equilibrados»: Una combinación mesurada de objetivos específicos a corto plazo que promueva resultados más a largo plazo.

"Una medida equivocada del rendimiento puede ser (y no sería la primera vez) más perjudicial que la ausencia total de indicadores" según Rroger Vaughan, un veterano en labores de asesoramiento a reinventores de gobiernos estatales y locales. "La mayoría de los gestores de programas hará todo lo que pueda por generar buenas cifras".

Consideremos el caso de una escuela de educación primaria que se haya fijado objetivos exigentes y los haya cumplido. Para hacerlo habrá tenido que sacrificar actividades como el arte, la música, la narración de cuentos y prácticamente todo aquello que más disfrutaban los alumnos. El resultado, según Patricia Rogers, de Harvard, es que "la mayoría de sus estudiantes acabarán odiando el colegio y perderán todo el interés por aprender y que la mayoría de los maestros estarán deseosos de irse".


En: Osborne D, Plastrick P; Herramientas para transformar el gobierno, Ed. PAIDOS, España.

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