miércoles, 22 de septiembre de 2010

Gobierno metropolitano de Santiago: Una necesidad de la ciudad y una ayuda a la descentralización

El sistema de Transportes del Gran Santiago implementado en el 2007 ha dejado de manifiesto lo necesario que se hace para la ciudad contar con una autoridad metropolitana de transportes (AMT) bajo el entendido que los sistemas de Transporte metropolitanos tienen características particulares debido a la extensión  de la mancha urbana, el origen y destino de los viajes, la ubicación de los empleos y los centros de estudios, entre otros. Por tal motivo, comparar el sistema de transporte de Santiago con el de otras ciudades de Chile resulta poco claro y hasta improcedente.

Sin embargo, el tema del gobierno de la ciudad va mucho más allá del transporte urbano y la conectividad suburbana de Santiago. Hay algunos elementos que merecen ser destacados.

Qué duda cabe que Chile es un país altamente centralizado, donde casi la mitad de la población y más de dos tercios de su PIB se producen en una sola región y, más aún, en una sola ciudad. La mejor infraestructura urbana, las comunas con el mayor índice de desarrollo humano y con la renta per cápita más alta del país: Santiago, Las Condes, Providencia, Ñuñoa y Lo Barnechea. Eso ha llevado a que en Santiago también se concentren la mayoría de las empresas y se haya desarrollado una potente industria de servicios, además de ser el polo financiero del país.

En ese contexto, hay diferencias notables entre Santiago y cualquier otra ciudad de Chile y los gobiernos regionales si bien han avanzado de forma importante en la consolidación de inversión regional, ha aumentado la cantidad de transferencias que mediante los distintos fondos de inversión regional hace el gobierno central (IRAL, ISAR, FNDR) y la calidad de vida en las regiones ha aumentado, la brecha sigue siendo abismante y, probablemente, insalvable con las herramientas actuales.

Es así como la idea de un gobierno metropolitano para Santiago (GMCS) que debería tener un estatus especial en nuestra legislación, cercano a las características que tiene el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en Argentina, pero salvando las diferencias entre un Estado federal y uno unitario, ayudaría a sacar el foco que tiene el gobierno central sobre asuntos de la ciudad: Transporte, seguridad, vialidad principal. Y además ayudaría a que la ciudad se desarrollará de forma más armónica, pues permitiría que tareas que están en manos de los municipios puedan ser traspasadas a un gobierno metropolitano encargado de hacerlas para toda la ciudad, como la recolección de basura, la provisión de áreas verdes y otros servicios que podrían funcionar mejor de manera centralizada a nivel de la ciudad.

Hay aspectos que se deberían depurar, como la forma de financiamiento que tendría este gobierno: bien podría ser con un porcentaje de los impuestos que pagan las habitantes de Santiago, más aportes que las comunas más ricas de la ciudad puedan hacer a un fondo central del gobierno metropolitano que permitiría desarrollar actividades a nivel de la ciudad. Otra parte de los impuestos podría ir a las arcas generales de la nación para efectos de ingresos del gobierno central y que éste pueda redistribuir esos fondos a las regiones y medidas similares podrían implementarse para financiar los gobiernos regionales que tengan la capacidad económica necesaria; además de los aportes que se pueden hacer al fondo común municipal. Lo anterior permite que aquellas competencias que recaen en los gobiernos regionales o en el gobierno metropolitano o los programas que se quieran llevar a cabo a nivel local no tengan un sesgo político en su asignación de recursos, en la medida que los Intendentes (o jefes de gobierno) y los consejeros regionales deberían ser elegidos democráticamente y conocen de antemano los presupuestos con los que cuentan para su gestión autónoma.

En términos políticos sería bueno avanzar en formas más consensuales de gobierno, experimentando formas de gobierno que se puedan dar más adelante a nivel central. Así, el Jefe de gobierno de la ciudad de Santiago podría ser elegido a partir de un consejo regional elegido de forma directa por los electores de la ciudad.

Hay que tener en cuenta, sin embargo, que se deben mantener resguardos importantes y generar instituciones capaces de controlar el ejercicio presupuestario de las regiones y del gobierno metropolitano y la efectividad de los programas que lleven a cabo; pues si bien la descentralización se puede llevar a ciertos límites, no se debe perder de vista la idea de Estado Unitario que tiene Chile; es decir, los gobiernos regionales y metropolitanos no constituyen un Estado dentro del Estado de Chile, sino que el gobierno de un territorio dentro del Estado de Chile.

Como se puede ver, la idea de generar un gobierno metropolitano no solo estaría favoreciendo la gestión y gobernanza de la ciudad, sino que también beneficiaría a los habitantes de Santiago que no habitan en el área metropolitana y que ven diariamente cómo su gobierno regional debe encargarse más de Santiago que sus comunas o localidades alejadas del límite urbano. Y también del resto de las regiones, que todos los días miran desde lejos como muchos problemas de Santiago son tomados como propios por el gobierno central, descuidando así su labor en el resto de las regiones.

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