viernes, 29 de octubre de 2010

Nube de preguntas por la muerte de Néstor Kirchner

La muerte de Néstor Kirchner, bastante repentina, ha venido a conmocionar de forma profunda la política argentina y, de paso, la política latinoamericana. La imagen de Kirchner trascendía las fronteras argentinas en su dimensión de secretario general de la Unión de naciones suramericanas; se mantenía vigente como diputado nacional y esposo de la presidenta Cristina Fernández, espacio que en muchas ocasiones fue sindicado como el nicho verdadero del poder, el matrimonio presidencial desde donde Néstor podía seguir manejando las decisiones de la casa rosada, desde Olivos;  y se proyectaba hacia el futuro, como precandidato presidencial para las elecciones que se celebrarán en Argentina en 2011.

Pero además Néstor ocupaba la posición de líder del justicialismo, es sucesor de Juan Domingo Perón a la cabeza de uno de los partidos más tradicionales de América Latina en el siglo XX y probablemente la historia le terminará entregándole una posición significativa en los anales del peronismo de comienzos de siglo y, probablemente, en la Argentina post 2001.

La situación en la que Kirchner llegó al poder era la de una Argentina azolada por la recesión económica y la pobreza. Los costos sociales de las políticas de shock de la época menemista, alineadas con el FMI y el neoliberalismo más ortodoxo, y el fracaso radical de 2001 dejaron a una Argentina dañada, muy lejos de ese país “del futuro” que se construía a principios del siglo XX. Fue Kirchner que empezó a levantar al país, en términos económicos y sociales. Más allá de las posibles explicaciones que puedan darse a este crecimiento, fue en el gobierno de Kirchner.

Pero a raíz de la muerte del ex presidente surge una nebulosa que viene a nublar el futuro de la política argentina en varios sentidos, habida cuenta que Néstor Kirchner era un político activo, queda un espacio vacío en la arena política.

Lo primero es la sucesión en el liderazgo del partido justicialista. Lo más natural sería que fuera la Presidenta Cristina Fernández, no obstante, desde semanas antes del fallecimiento de Kirchner al interior del PJ había algunos conflictos entre actores relevantes: Daniel Scioli, gobernador de Buenos Aires, Hugo Moyano, líder de la CGT y jefe del partido justicialista en Buenos Aires, y el mismo Néstor Kirchner.

Ahora bien, el difunto ex presidente siempre se preocupó de alejar de él a los posibles nuevos líderes que surgieran al interior del partido y pudieran amenazar su posición, con lo cual es la presidenta quien debería tomar ese espacio hoy vacío y los otros actores que tienen manifiestas o latentes ambiciones de poder, lograr ciertas treguas para asegurar la gobernabilidad de la Argentina y garantizar el fin del gobierno de CFK, que ciertamente puede verse muy debilitado ante la muerte de hombre fuerte tras el poder y frente al desorden de las huestes peronistas, en caso de que éstas no se alineen tras las figura de Cristina Fernández.

Lo segundo y muy relacionado con lo anterior tiene que ver con la posición que tras el duelo ocupará Cristina Fernández en la casa rosada. La relación con el Vicepresidente Cobos es conflictiva, el último roce se dio por el voto de desempate con el que Cobos permitió la aprobación en el Senado del 82% móvil y luego del cual la presidenta señalara “tenemos un vicepresidente okupa (…) pues no solo es importante ocupar un rol, sino que ejercerlo como manda la Constitución” (La Nación, 14/10) ¿Empezará Cobos a aparecer de forma más constante? Las aspiraciones presidenciales del compañero de fórmula de la actual Jefa de Estado son conocidas y en ese marco puede que use el eventual debilitamiento del gobierno para instalarse en la opinión pública como “el nuevo hombre fuerte” en la casa rosada y así cimentar su camino al interior de su partido –donde compite con Ricardo Alfonsín- e instalarse en electorado como una personas capaz de entregar gobernabilidad tras la “acefalía parcial” de la jefatura de la nación.

Un tercer elemento es la candidatura presidencial de 2011. Néstor Kirchner tenía aspiraciones de volver a la jefatura de Estado el próximo año, pero dentro del PJ se había perfilado una especie de división entre “cristinistas” y “nestoristas” (Ballotage.cl, 11/10). Los primeros hoy tienen un camino un poco más despejado –no hay que olvidar la figura de Scioli- para instalar la idea de reelección de la presidenta y además la viudez súbita de la jefa de Estado también puede motivar cierta emocionalidad en el electorado, quien la preferiría para que siguiera al frente del gobierno nacional.

Las certezas aún son pocas. Probablemente nadie nunca ha hecho análisis políticos hacia el futuro incluyendo como una variable la muerte de uno de los actores, menos todavía cuando el rol que jugaba el fallecido ex presidente era tan activo en la política argentina. Eso lleva a que se deba “pensar todo de nuevo” (La Nación, 27/10) y esperar que la gobernabilidad y fortaleza del gobierno argentino no se vea tan mellada debido a la partida de uno de los integrantes de la diarquía kirchnerista.

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