miércoles, 9 de abril de 2008

Política de Estado, política publica

Desde que se filtró la resolusión del fallo del TC que declara inconstitucional la píldora del día después o, más bien, el componente principal de esta "Levenorgestrel", tanto el gobierno como parte de la alianza y los diputados que presentaron el requerimiento ante el Tribunal han defendido su postura, sobretodo el abogado de la organización "Pro vida", cuyo nombre no recuerdo.

No quiero entrar en el dabete ético o científico de esta resolusión o sobre las repercusión biológicas que tiene la dichosa píldora. Creo que no me corresponde, porque el tema no me toca de manera directa. A lo que sí me gustaría apuntar es a la medida del ministerio, como política pública, como lo llamo el Senador Eduardo Frei: "Una política de Estado".

Otra restricción que aparece para hacer un análisis un poco más profundo sobre esto es la ausencia del fallo, el cual será publicado el 22 de abril. No obstante es posible responder a quienes presentaron el requerimiento ante el tribunal y a la iglesia católica.

Por un lado, hay un grupo de diputados de la derecha más conservadora de este país (los mismos que escriben cosas en vivachile.org, la página que dio origen a mi escrito anterior) que al parecer creen que sus valores y sus creencias religiosas pueden ser extrapolados a toda la sociedad chilena, sin respetar a quienes piensan distinto, quieren, como en otra época que no vale la pena recordar, imponer un pensamiento respecto a un tema.

Por otra parte está la iglesia católica, creo que lo que sucede con la iglesia en Chile solo es muestra de los ribetes de país termundista que nos quedan, en un contexto donde la mayoría de las instituciones nacionales rasguñan el piso del primer mundo, olvidando que seguimos estando en vías de desarrollo -si utilizo un término que me gusta más, "el segundo mundo"- y la injerencia que tiene la iglesia en las políticas públicas creo que es signo de aquello. Parafraseando los dichos del ministro Vida al obispo de San Bernardo ¿olvidaron acaso que en 1925 la iglesia se separó del Estado? Es claro que en Chile existe una mayoría católica, pero eso no tiene porque interferir en las políticas públicas dirigidas a toda la nación, que no es absolutamente católica.

El Estado debe velar por el bien común -término sumamente discutible y a mi juicio imposible- por tanto no se pueden andar haciendo excepciones valóricas o morales, porque no todos compartimos esos valores ni esas nociones morales. Las políticas públicas deben ser para todos y el gobierno debe gobernar para todos, no para la mayoría que lo eligió. Luego, si hacerme parte de alguna política pública o hacer uso de ella contraviene mi visión moral de la vida o del universo, pues bien, simplemente no hago uso de esa política, no participo en ella porque mis principios me lo impiden. Pero claro, son mis principios, mis valores... valores que pueden ser contrarios a los de otra persona. ¿Qué habría en común entre estas dos personas? que cada una podría hacer uso de su libertad de conciencia para elegir o no, en este caso, ingerir la píldora. El Estado entrega la alternativa, intenta procurar la mayor igualdad. Si en las farmacias la píldora se vende para todo quien pueda comprarla ¿porque no se puede entregar para quienes no pueden comprarla?.

Saludos
Pablo Valenzuela G.

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