domingo, 6 de junio de 2010

El desarrollo de Chile al 2018: Una mirada más allá del PIB

En su discurso del 21 de mayo el presidente de la República anunció que Chile sería un país desarrollado hacia el año 2018, sin embargo hay que tener en consideración la noción de desarrollo que tiene este gobierno y que no es muy diferente a la que tenían los gobiernos de la concertación. El crecimiento económico como forma de alcanzar el desarrollo, en la medida que el crecimiento económico permite tener un PIB per cápita más alto.

El PIB per cápita es un indicador demasiado sencillo y que dice bien poco respecto a la realidad de un país. No es más que la división del PIB total del país por su población en un momento determinado y pese a que se pueden realizar varias correcciones, como aquella para mostrar el PIB con poder de paridad de compra, que corrige el efecto del costo de la vida en países distintos y permite hacer una comparación mejor entre indicadores, aunque así no dice nada.

De acuerdo a cifras del Banco Mundial, el PIB por persona empleada en Chile asciende a 12207 dólares, más alto que el de Argentina y Uruguay. Pero ese indicador no muestra lo que efectivamente gana un chileno al año, si ese valor se multiplica por el tipo de cambio del día viernes, mensualmente cada chileno empleado debería ganar aproximadamente 550 mil pesos al mes.

Eso sería así en un país donde todos sus habitantes tuvieran el mismo ingreso. En término gráficos eso se vería a través de la curva de Lorenz, la que debería coincidir con un línea de 45º trazada en un plano. En ese momento el coeficiente de Gini sería cero y tendríamos una distribución perfecta del ingreso.

El coeficiente de Gini es un indicador que permite apreciar la distancia entre la curva de Lorenz y una línea de 45º trazada en el plano desde el origen, mientras más grande sea esa distancia el coeficiente de Gini será mayor. Si en un país solamente un ciudadano (o un quintil o décil) se lleva todo el ingreso que el país produce, el coeficiente de Gini será igual a 1, mientras que si la distribución es perfecta dicho índice será igual a 0.

En nuestro país el índice de Gini (el coeficiente multiplicado por 100) es de 54,9 de acuerdo a cifras del Banco Mundial. El 10% más pobre de la población en Chile se lleva el 1,4% de los ingresos mientras que el 10% más rico absorbe el 45%. Los países de Europa con los que se comparó el presidente el 21 de mayo (y lo hizo también Andrés Velasco el año 2008) tienen: Portugal un Gini de 38,5; España de 34,7; República Checa 25,4 y Eslovenia 30,9.
Distribución del ingreso en Chile-Deciles y percentiles CASEN 2006.


Otra forma de medir el desarrollo de un país es la desarrollad con base en los planteamientos de Amartya Sen y el desarrollo humano. El argumento de Sen se basa en que la libertad de las personas tiene una visión bidimensional: por un lado la libertad es deseable por sí misma, pero al mismo tiempo la libertad puede ser instrumental y permitir alcanzar el desarrollo y en la medida que aumente el desarrollo es posible seguir expandiendo las libertades de la gente.

Las libertades que Sen considera para su análisis no solamente tienen que ver con el ingreso, pese a que la libertad económica tiene gran importancia, también hay que considerar las libertades políticas, institucionales y de seguridad. Un pasaje de un texto de Amartya Sen revela que cuando él era niño en India vio como a un padre de familia que iba a trabajar a una zona conflictiva lo mataban sin estar involucrado en el conflicto. Es decir –señala Sen- que si ese padre de familia hubiese tenido la libertad para elegir otro lugar para trabajar no habría ido a ese lugar conflictivo y no lo habrían matado.

Las concepciones de desarrollo que ha entregado Sen se plasman en acceso a salud, educación, ingresos y otros aspectos tomados en cuenta por los informes desarrollo humano. El Informe del año 2006, por ejemplo, puso énfasis en el acceso al agua de las personas. Hay personas que niños que no pueden ir a la escuela pues deben ir a buscar agua potable, situación que se da en Bolivia en el ejemplo que muestra el informe; esas cosas no solo pasan en África.

Para medir el desarrollo humano se ha ideado el Índice de desarrollo humano que periódicamente publica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El índice va de 0 a 1, siendo 1 el IDH perfecto y 0 el más malo.

Chile tiene un IDH de 0,874; similar al de Eslovaquia y Polonia. República Checa tiene un IDH 0,897 y Portugal 0,9; España tiene un 0,949. Pese a que Chile aparece como el mejor país latinoamericano en el índice, superando a Argentina, Uruguay y Cuba –los más cercanos en la lista- está aún lejos de los países con los que el presidente se comparó.

Sin embargo, es posible ver una importante desigualdad en el IDH. Mientras algunas comunas de la región metropolitana tienen IDH similares a Corea del Sur, Eslovenia o Singapur: Vitacura, Providencia y Las Condes. Otras comunas de regiones tienen IDH muy bajos, como los de Pakistán, Yemen o Mauritania: Lumaco, Ollagüe, Tortel, Yumbel.

En todo este análisis es posible ver cómo el principal problema de nuestro país pasa por a desigualdad de ingreso, de infraestructura y de servicios y si bien hay zonas de nuestro país muy bien dotadas hay otras casi aisladas y eso repercute en el grado de libertad y en las oportunidades de las personas. El nivel de desarrollo no se ve por el PIB per cápita. No es ni en lo más mínimo un indicador confiable de desarrollo. En Chile la distribución del ingreso es un problema mucho más complejo que el crecimiento económico.


Referencias:
  •          PNUD; Human Development indices, 2007-2008.
  •          MIDEPLAN-PNUD; Desarrollo humano en las comunas de Chile, 2000.
  •          World Bank; World Development indicators, 2008. 

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