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domingo, 28 de noviembre de 2010

Desigualdad en América Latina

La desigualdad en América Latina es un hecho ineludible que persigue a los países de la región desde hace muchos años, incluso con antecedentes coloniales. El PNUD ha publicado hace algunos meses un informe donde señala las causas de la desigualdad, la asume como un hecho persistente en la región y reconoce que es necesario atacar no la desigualdad actual, sino que aquella que se transmite intergeneracionalmente debido a las carencias permanente de oportunidades para que las personas se puedan desarrollar.

Short documentary from idhalc on Vimeo.


Un objetivo central de las políticas públicas debe ser saldar la enorme deuda social que se tiene con amplios sectores de la población que no pueden desarrollar una libertad de agencia, elegir lo que quieran y hacer lo que deseen. Miles de personas ven truncados sus proyectos de vida porque la sociedad es incapaz de ofrecerle algo más. 

Es un gran deuda... y no es el destino.

El primer informe de desarrollo humano del PNUD para América Latina y el Caribe puede ser descargado desde acá.

domingo, 6 de junio de 2010

El desarrollo de Chile al 2018: Una mirada más allá del PIB

En su discurso del 21 de mayo el presidente de la República anunció que Chile sería un país desarrollado hacia el año 2018, sin embargo hay que tener en consideración la noción de desarrollo que tiene este gobierno y que no es muy diferente a la que tenían los gobiernos de la concertación. El crecimiento económico como forma de alcanzar el desarrollo, en la medida que el crecimiento económico permite tener un PIB per cápita más alto.

El PIB per cápita es un indicador demasiado sencillo y que dice bien poco respecto a la realidad de un país. No es más que la división del PIB total del país por su población en un momento determinado y pese a que se pueden realizar varias correcciones, como aquella para mostrar el PIB con poder de paridad de compra, que corrige el efecto del costo de la vida en países distintos y permite hacer una comparación mejor entre indicadores, aunque así no dice nada.

De acuerdo a cifras del Banco Mundial, el PIB por persona empleada en Chile asciende a 12207 dólares, más alto que el de Argentina y Uruguay. Pero ese indicador no muestra lo que efectivamente gana un chileno al año, si ese valor se multiplica por el tipo de cambio del día viernes, mensualmente cada chileno empleado debería ganar aproximadamente 550 mil pesos al mes.

Eso sería así en un país donde todos sus habitantes tuvieran el mismo ingreso. En término gráficos eso se vería a través de la curva de Lorenz, la que debería coincidir con un línea de 45º trazada en un plano. En ese momento el coeficiente de Gini sería cero y tendríamos una distribución perfecta del ingreso.

El coeficiente de Gini es un indicador que permite apreciar la distancia entre la curva de Lorenz y una línea de 45º trazada en el plano desde el origen, mientras más grande sea esa distancia el coeficiente de Gini será mayor. Si en un país solamente un ciudadano (o un quintil o décil) se lleva todo el ingreso que el país produce, el coeficiente de Gini será igual a 1, mientras que si la distribución es perfecta dicho índice será igual a 0.

En nuestro país el índice de Gini (el coeficiente multiplicado por 100) es de 54,9 de acuerdo a cifras del Banco Mundial. El 10% más pobre de la población en Chile se lleva el 1,4% de los ingresos mientras que el 10% más rico absorbe el 45%. Los países de Europa con los que se comparó el presidente el 21 de mayo (y lo hizo también Andrés Velasco el año 2008) tienen: Portugal un Gini de 38,5; España de 34,7; República Checa 25,4 y Eslovenia 30,9.
Distribución del ingreso en Chile-Deciles y percentiles CASEN 2006.


Otra forma de medir el desarrollo de un país es la desarrollad con base en los planteamientos de Amartya Sen y el desarrollo humano. El argumento de Sen se basa en que la libertad de las personas tiene una visión bidimensional: por un lado la libertad es deseable por sí misma, pero al mismo tiempo la libertad puede ser instrumental y permitir alcanzar el desarrollo y en la medida que aumente el desarrollo es posible seguir expandiendo las libertades de la gente.

Las libertades que Sen considera para su análisis no solamente tienen que ver con el ingreso, pese a que la libertad económica tiene gran importancia, también hay que considerar las libertades políticas, institucionales y de seguridad. Un pasaje de un texto de Amartya Sen revela que cuando él era niño en India vio como a un padre de familia que iba a trabajar a una zona conflictiva lo mataban sin estar involucrado en el conflicto. Es decir –señala Sen- que si ese padre de familia hubiese tenido la libertad para elegir otro lugar para trabajar no habría ido a ese lugar conflictivo y no lo habrían matado.

Las concepciones de desarrollo que ha entregado Sen se plasman en acceso a salud, educación, ingresos y otros aspectos tomados en cuenta por los informes desarrollo humano. El Informe del año 2006, por ejemplo, puso énfasis en el acceso al agua de las personas. Hay personas que niños que no pueden ir a la escuela pues deben ir a buscar agua potable, situación que se da en Bolivia en el ejemplo que muestra el informe; esas cosas no solo pasan en África.

Para medir el desarrollo humano se ha ideado el Índice de desarrollo humano que periódicamente publica el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). El índice va de 0 a 1, siendo 1 el IDH perfecto y 0 el más malo.

Chile tiene un IDH de 0,874; similar al de Eslovaquia y Polonia. República Checa tiene un IDH 0,897 y Portugal 0,9; España tiene un 0,949. Pese a que Chile aparece como el mejor país latinoamericano en el índice, superando a Argentina, Uruguay y Cuba –los más cercanos en la lista- está aún lejos de los países con los que el presidente se comparó.

Sin embargo, es posible ver una importante desigualdad en el IDH. Mientras algunas comunas de la región metropolitana tienen IDH similares a Corea del Sur, Eslovenia o Singapur: Vitacura, Providencia y Las Condes. Otras comunas de regiones tienen IDH muy bajos, como los de Pakistán, Yemen o Mauritania: Lumaco, Ollagüe, Tortel, Yumbel.

En todo este análisis es posible ver cómo el principal problema de nuestro país pasa por a desigualdad de ingreso, de infraestructura y de servicios y si bien hay zonas de nuestro país muy bien dotadas hay otras casi aisladas y eso repercute en el grado de libertad y en las oportunidades de las personas. El nivel de desarrollo no se ve por el PIB per cápita. No es ni en lo más mínimo un indicador confiable de desarrollo. En Chile la distribución del ingreso es un problema mucho más complejo que el crecimiento económico.


Referencias:
  •          PNUD; Human Development indices, 2007-2008.
  •          MIDEPLAN-PNUD; Desarrollo humano en las comunas de Chile, 2000.
  •          World Bank; World Development indicators, 2008. 

lunes, 12 de abril de 2010

Exchange, entitlements & poverty reduction

En los últimos 20 años la pobreza en Chile se ha reducido fuertemente. De acuerdo a datos del MIDEPLAN, en 1990 la pobreza alcanzaba el 38,6% de la población y el año 2006 llegó a un 13,7%[1]. Los datos desnudos parecen alentadores y demostrarían el éxito de las políticas públicas orientadas a los sectores más desposeídos, sin embargo, Amartya Sen hace varios planteamientos en torno a la forma de medir la pobreza y a la idea subyacente que hay tras cada metodología, es decir, al responder a las preguntas ¿qué es la pobreza? O ¿quiénes son los pobres? Aparecen juicios más subjetivos frente a qué creemos es la pobreza.

La pobreza en Chile se mide a través de la Canasta de Satisfacción de Necesidades Básica (CSNB) que incluye un grupo de bienes considerados básicos y traduce a unidades monetarias el costo por persona de esa canasta. En Chile son pobres los hogares que no pueden costear una CSNB por persona y son indigentes aquellos que no pueden costearse las necesidades alimentarias.

La primera crítica que se hace es que la CSNB fue elaborada de acuerdo a los patrones de consumo del Gran Santiago en los años 1987-88 con base en la encuesta de presupuestos familiares (EPF) del INE[2]. Es decir, la pobreza fue definida en función de los patrones de consumo, se ignoró el comportamiento de las personas en regiones y, además, no incluye los cambios que se han producido en los últimos 20 años en cuanto a lo que consumen los hogares. Lo que en el 88 podía ser suntuoso hoy puede representar una necesidad básica.

La línea de la pobreza, completamente taxativa en su definición, tiene aspectos que hacen que la pobreza en Chile esté subvalorada, pero no solo porque los patrones de consumo evaluados están obsoletos, sino porque ¿qué validez tiene la fijación de una línea de pobreza en un grupo diverso de personas? Para Sen es muy poca. Cada comunidad tiene sus características propias y de acuerdo a este contexto en algunas localidades se podría considerar una privación algo que en otras no lo es. Al mismo tiempo, en palabras de Sen, se estaría suponiendo que las personas conocen cuáles son las necesidades básicas que se tienen y, por tanto, a la hora de obtener los ingresos suficientes éstas serían rápidamente satisfechas.

¿Qué se entiende por pobreza en Chile, entonces? Sería la incapacidad para satisfacer ciertas necesidades definidas como básicas de acuerdo a ciertos patrones de consumo y no a la satisfacción de esas necesidades. No se habla, por tanto, de reducir las privaciones que acarrea la pobreza, sino de la capacidad que implica el acceso a más recursos. Definición simplista y que reduce la pobreza a un aspecto estrecho: los ingresos.

Una consecuencia de la forma como nuestro país entiende la pobreza es la orientación que se le ha dado a las políticas sociales y, en general, a un modelo de desarrollo en el que el acceso a ciertos bienes y servicios está determinado por la posición económica y los engranajes estructurales de la desigualdad. El nivel de ingresos determina, en buena parte, el bienestar y la seguridad[3] en Chile. La política social en nuestro país está enfocada –explícita o implícitamente- en satisfacer necesidades mínimas de las personas, ya sea a través del aumento de los ingresos reales de los hogares, la provisión de servicios por parte del Estado lo cual libera ingresos para destinarlos a otras necesidades o el subsidio hacia temas específicos: educación, vivienda, salud, entre otros programas que por temas de extensión no se pueden tratar en detalle.

En este punto es necesario añadir dos conceptos que Sen plantea en Poverty and famines: Los intercambios y los entitlements[4]. De acuerdo a Sen, en una economía de mercado las personas pueden obtener alimentos (u otros bienes) a través de los intercambios y además existen derechos y relaciones que van legitimando ciertas propiedades a través de las cuales se obtienes potencialidades para realizar los intercambios[5]. Es así como una persona dueña de un pedazo de terreno podría usar su fuerza de trabajo para cultivar ese terreno, podría venderlo, podría contratar trabajadores para que lo cultivasen o podría arrendarlo. Cada una de estas posibilidades determina los beneficios que se obtendrán y, por tanto, los bienes a los que se podrán acceder mediante el intercambio. Este conjunto de posibilidades es lo que conforma el mapa de entitlements Exchange. Es así como el dueño del terreno señalado previamente podría sufrir un accidente que le impidiera usar su fuerza de trabajo para cultivar el terreno y en ese caso mapa de intercambios de verías reducido.

Para luchar contra lo pobreza es necesario, poniéndolo en términos de Sen, aumentar la dotación inicial de las personas, esto se podría traducir en mejor educación, aumentar la cantidad de días saludables, asesoramientos para instalar negocios o pequeñas empresas, entre otras medidas. La otra forma sería mejorar el mapa de entitlements Exchange. Lo que en términos prácticos podría ser a través del mejoramiento de los salarios reales para personas que venden su fuerza de trabajo –a través de fijación de salarios mínimos, un nivel de precios controlado o reajustes programados- y en general mejorar los derechos de propiedad.

Un caso que resulta ilustrativo para estos planteamientos se encuentra en Argentina. A partir del año 97 Argentina empieza a vivir un periodo de recesión sin precedentes generado fundamentalmente por las reformas neoliberales de principios de los 90 y sucesivas crisis financieras. A raíz se esto surgió un nuevo grupo de personas: los nuevos pobres, es decir, personas que pudieron acceder a buena educación y que tenían acceso a bienes y servicios a los cuales los crónicamente pobres no podían aspirar. Llegada la pobreza estas personas conservaron su educación y, en general, ciertos códigos que las personas pobres por el contexto en el que se desenvuelven no manejan. Eso les permite tener una dotación inicial mayor a las personas que son estructuralmente pobres. En Argentina la discusión pasa por qué políticas aplicar para ayudar a estas personas a superar su condición de pobreza, dado que tienen un perfil diferente[6]. Si se pone en términos senianos estaríamos diciendo cómo podemos ampliar el Exchange mapping o E-mapping, para que los nuevos pobres puedan aprovechar su mayor dotación inicial.

En Chile hay algunos programas que tienden hacia planteamientos de este tipo, sin embargo sus resultado son poco visibles en el corto plazo, han sido precarios o poco estudiados, con lo cual solo es posible ver intenciones u objetivos cercanos a Sen.

El programa Chile Solidario podría ser un ejemplo. Este sistema se centra en la familia como unidad de intervención y entiende la extrema pobreza como un problema multidimensional que no se relaciona solamente con la falta de ingresos monetarios, sino que también con un escaso capital humano y social y con una alta vulnerabilidad ante sucesos que afectan a las familias (enfermedades, accidentes, cesantía, entre otros)[7]. Sin embargo, los resultado del Chile Solidario han sido muy acotados y el programa es pobre.

Si en Chile la política social se dejará de ver como una herramienta para tener mayor ingreso y se diera un paso más atrás, a causas más subyacentes: funcionamiento de los mercados, acceso a infraestructura, condiciones de intercambio y relaciones laborales se podría avanzar hacia una no pobreza de mejor calidad. El tiempo de la política social fácil se acabó y es necesaria la construcción de estructuras más complejas para combatir la pobreza y la desigualdad, políticas que se enfoquen en entregar capacidades individuales pero que reconozcan también el valor del esfuerzo colectivo y del capital social como herramientas de consolidación de un proceso de reducción de condiciones indignas para vivir. La apuesta, por tanto, debe ir por entregar sustentabilidad a la reducción de la pobreza, considerando también la idea de “casi pobre” como personas con alta vulnerabilidad de volver a caer en condiciones de pobreza. El rol del Estado de mitigar el impacto de crisis económicas en los más pobres es insustituible pues, claramente, las hambrunas no son los únicos riesgos al cual los pobres se ven expuestos.


[1] MIDEPLAN, 2006.

[2] Larrain, F. Cuatro millones de pobres en Chile: Actualizando la línea de la pobreza. Estudios públicos 109.

[3] El concepto de seguridad se debe entender como una forma para subsistir en momentos de crisis económicas o falta de empleo. En las crisis económicas las personas más afectadas son los pobres y son ellos a los que más les cuesta recuperarse una vez superados los periodos recesivos. Véase Lustig (2010)

[4] Este concepto ha sido traducido como titularidades o derechos.

[5] Pan -> Dinero -> Venta de un paraguas de bambú -> Paraguas fabricado con trabajo, etc.

[6] Véase Alfaro K et al, Evolución de la pobreza en Argentina durante el periodo 1993-2003: Una perspectiva comparada con la situación española. En Revista Gallega de economía, vol 14 pp 1-22.

[7] Palma J, Urzúa R, Políticas contra la pobreza y ciudadanía social: El caso de Chile solidario. Departamento de políticas Públicas. INAP-UCH. P21.