lunes, 19 de abril de 2010

La gestión pública y su actuación en la resolución de los problemas ciudadanos

Sebastián Piñera ha reinstalado en el gobierno la idea de que la técnica es superior a la política y, por tanto, los partidos políticos y los representantes de las ‘élites’ políticas deben estar alejados del debate público. Para Sebastián Piñera el poder ejecutivo es, como para ningún otro mandatario, el que solamente resuelve las demandas de la sociedad y, en ese contexto, el debate y la discusión política serán inútiles.

Lamentablemente para Piñera, el sector público está cruzado transversalmente por la política, no solo porque muchas de las iniciativas del gobierno se deben convertir en mensajes para ser aprobadas o rechazadas por el congreso, así es la vida en democracia. Pero también existe la responsabilidad del poder ejecutivo para transmitir a la administración pública, esa que le da continuidad a los gobiernos, las demandas de la sociedad y la forma en cómo serán resueltas.

Los sistemas políticos funcionan como receptores de las demandas o apoyos ciudadanos y ellos, además, evacúan las soluciones. Sin embargo, en términos más concretos el funcionamiento del sistema político puede resultar un tanto más complejo, pues es necesario incluir a la administración pública. Es así como las élites políticas reciben las demandas sociales y las traducen en programas de gobierno que son sometidos al escrutinio público en las elecciones. En el mismo sentido, pueden surgir nuevas demandas que deben ser incluidas en los programas de los gobiernos, ya sea por causa de la presión de ciertos grupos, del manejo de los medios de comunicación que tienen un alto poder para influir en la agenda o, como en los últimos meses, por imprevistos de la naturaleza.

En toda esta interacción entre políticos y ciudadanía la administración pública juega un rol preponderante. Los programas de gobierno requieren de funcionarios y funcionarias que ejecuten aquellos mandatos políticos que han emanado de la autoridad y que, en la medida de lo posible, terminen agregando valor a la actividad del gobierno. En este sentido, argumentar que los políticos son innecesarios a la cabeza de los ministerios resulta falaz, toda vez que el ministro debe dar las directrices para la actuación en ciertos ámbitos pero no son ellos los que directamente ejecutan las tareas. Más todavía, según la legislación chilena, los ministros son los colaboradores directos del presidente en la administración del Estado y deberán conducir el ministerio en conformidad con las políticas que el Presidente señale (Art. 20, L.18575). En definitiva, los Ministros relacionan al Presidente de la República con el sector correspondiente y les transmiten los planes y programas que para ese sector tiene la autoridad electa.

La actuación de la administración pública debe ir en concordancia con lo dispuesto por las autoridades elegidas, toda vez que se usan recursos públicos para el cumplimiento de sus funciones, por lo tanto, los directivos públicos tienen poco espacio para la innovación en sus reparticiones, se deben atener al mandato político. Mark Moore señala que para los directivos públicos el mandato político debe ser un punto de partida desde el cual elaborar los planes institucionales.

En definitiva, la administración pública, en un contexto tradicional, parece un simple ejecutor de lo que dice la autoridad política, sin embargo, en el mundo actual, donde los tiempos de la política pueden ser más lentos que los tiempos de la sociedad y las demandas van cambiando rápidamente, la administración pública debe tener el suficiente espacio para maniobrar y generar soluciones que agreguen valor a los planteamientos políticos.

En conclusión, una administración pública capaz de responder a las demandas ciudadanas, flexible y técnica hace completamente innecesario tener ministros ‘técnicos’ pues no se deben confundir los campos de acción. La política tiene su área y su propia dinámica de funcionamiento, pero quienes conocen el funcionamiento del Estado y de las organizaciones que lo forman son los funcionarios. Pastelero a tus pasteles. El ministro conduce, no determina. La administración pública no solo ejecuta, también puede agregar valor.

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