viernes, 2 de abril de 2010

Política social en Chile: Una breve revisión del S. XX en torno a los planteamientos de Amartya Sen.

Durante los últimos 25 años en Chile se ha producido un crecimiento del PIB importante, sobretodo después de la crisis de la deuda de 1982 y de los ajustes estructurales aplicados durante los 80. Sin embargo, pese a la buena performance de la economía, al terminar el gobierno de Pinochet algunos indicadores sociales estaba peor que en 1960. El coeficiente de gini, por ejemplo, en 1960 era 0,48 y en 1987 había llegado a un 0,56 y en 2006 había bajado a 0,52 (French-Davis, 2007, pág. 38) Es decir, pese al buen comportamiento de la economía, la situación de equidad en Chile seguía siendo la peor en 40 años. No obstante, Larragaña y Sanhueza (Olavarría, 2008) arguyen que el crecimiento en el empleo y en el ingreso que se generaron producto del crecimiento de la economía en el periodo 87-94 fue un factor fundamental para reducir la pobreza.

El punto estaría en la forma de medir la pobreza en Chile, que el economista Amartya Sen critica implícitamente en varios de sus trabajos, pues solamente toma en cuenta los ingresos materiales de las familias y los bienes que pueden tener, dejando de lado sus capacidades y logros y, en esa línea, cobra sentido la idea que con el crecimiento económico resulta suficiente, pues hoy los chilenos tienen acceso a más bienes materiales que antes gracias al mayor ingreso y a la posibilidad de endeudamiento (PNUD, 2004)pero estos no implicaría, necesariamente, que las personas tengan acceso a mayores niveles de bienestar o de libertad, como argumenta Sen (1997, pág. 27).

Es así como en Chile es complejo encontrar un momento en que el bienestar de las personas haya sido incluido en las mediciones de pobreza o marginalidad, pues se parte del supuesto que cuando se mejora la salud y la educación las persones serán más productivas y podrán tener acceso a mejores empleos, con lo cual se mejorará su situación. El crecimiento económico en Chile ha sido visto tradicionalmente como un fin y no como un medio para alcanzar mayores niveles de bienestar y libertad de las personas. Esto se acentuó durante la dictadura, pues se pensó que las políticas sociales eran innecesarias y solo bastaría el crecimiento económico para la solución de los problemas sociales, como la desigualdad.

Muchas políticas sociales en la primera mitad del S.XX ponen el crecimiento como logro fundamental del esfuerzo del Estado. El Dr. Alejandro del Río, en 1930 y en torno al debate de la ley de medicina preventiva, argumentaba que ésta “pretende actuar en el sentido de mejorar la salid individual, es decir, aumentar la eficacia, vale decir, la producción. Un poco antes, en 1924, el mismo Dr. Del Río argumentaba que las altas tasas de mortalidad y morbilidad en Chile impedían una estructuración adecuada de la defensa del país y de la producción nacional. (Illanes, 2004)

Cuando en Chile se promulga la ley de medicina preventiva es donde aparecen los primeros atisbos que darían cuenta de “aspiraciones de las personas” y, al mismo tiempo, incluiría someramente los efectos directos e indirectos que las políticas sociales tienen en la economía, a saber, aumentar el crecimiento económico a través de la mejora de la productividad de las personas y también aumentar el bienestar de las familias. El Dr. Eduardo Cruz-Coke en su libre Economía preventiva y economía dirigida señala que la idea de la medicina preventiva se funda en dos aspectos, el primero sería el hombre concreto, de vida limitada y aspiraciones que hay que favorecer en relación con la posibilidad que tiene una colectividad de satisfacerlas y con la salud como el más importante factor que gobierno la economía humana. (Illanes, 2004)

Con los gobiernos del frente popular aparecen nuevos lineamientos en torno a la política social y la actuación del Estado para hacer partícipes a los trabajadores en el beneficio capitalista, argumentando que el asalariado no es una máquina productora destinada solamente a trabajar y a dar mayor rendimiento a su trabajo. Es un ser humano que tiene derecho, por lo menos, a un mínimo de satisfacciones materiales y morales[i]. En torno al rol de la caja del seguro obrero se decía algo parecido, pues ésta era, a juicio del gobierno de Pedro Aguirre Cerda, un caja de previsión a todo orden en la vida del asegurado, pero previsión en sentido de vida y orientada como meta a dar a los asegurados bienestar y felicidad, no en un sentido de clase, sino en un sentido más amplio y nacional. Las riquezas d la cada deben crear bienestar total[ii].

Más tarde se perdería ese sello en la política social hasta por lo menos el gobierno del presidente Allende. Durante el gobierno de la unidad popular se buscaron quebrar engranajes estructurales de la desigualdad de oportunidades en el país con la intención de darle a los sistemas un carácter más inclusivo y democrático. En el caso de la educación, el economista Anibal Pinto (Illanes, 2004) lo sindicaban hacia 1950 como profundamente antidemocrático pues gran parte del gasto del gobierno en este sector se iba hacia sectores más acomodados, así se privaba a los más necesitados de la llave maestra para abrir un ratio importante de oportunidades y la ENU fue la respuesta del gobierno de Salvador Allende a este problema.

Con el golpe de Estado en 1973 el proyecto incluyente se termina, las política de shock aplicadas por la dictadura deterioraron fuertemente el proyecto social, precarizaron los salarios y el empleo y el Estado se retiró de muchas áreas de la economía. El crecimiento económico se constituyó como la única herramienta para alcanzar prosperidad (MIDEPLAN, 1991). Se acaban así más de 50 años de un Estado con un importante rol benefactor y si bien la política social en muchos casos era instrumentalizada solo en su aspecto de contribuir al crecimiento y podría tener varias fallas e ineficiencias, sí es muy valorada la experiencia en torno a ésta, pues cuando llegó la gran bonanza económica de los años 90 la experiencia chilena en salud y educación durante gran parte del siglo XX habría permitir aprovechar mejor las oportunidades que se generaron (Olavarría, 2005)

La concertación ha intentado dotar a la política social en Chile de un componente más orientado hacia las capacidades y los logros de las personas, quizás sean los últimos 20 años en donde más los planteamientos chilenos se han acercado, con éxitos relativos y hasta discutibles, a los planteamientos de Amartya Sen en torno a las capacidades, logros y habilidades de las personas. Por ejemplo, el programa Chile Solidario busca entregar capital humano, capital social, ingresos y previsión ante riesgos (Olavarría, 2008) No obstante, la transferencia de dinero no es el objetivos del programa, pues las transferencias actúan solo como facilitadores para las estrategias de largo plazo. Otro programa destacable son las salas cunas implementadas durante el gobierno de la presidenta Bachelet, pues entregan más libertad a las mujeres para incorporarse al mundo laboral, cuando ya las tasas de natalidad han bajado y se está en un claro proceso de transición demográfica producto de políticas sanitarias de la primera mitad del siglo XX y hasta los años 60.

Probablemente mucho podríamos hablar en torno a esto y algunas cosas quedarán fuera, como la responsabilidad fiscal a la hora de financiar los programas sociales y el acotamiento de la inflación por el riesgo de profundizar la pobreza, punto negro del periodo 1920-1990, donde se registraron altas tasas de inflación. Lo importante, en todo caso, es identificar los efectos directos e indirectos de la política social y no solo instrumentalizarla sino que darle un real valor en el mejoramiento de la calidad de vida de las personas.

Referencias

  • French-Davis, R. (2007). Desarrollo económico en Chile: desafíos hacia el bicentenario. Santiago: Departamento de economía, Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.
  • Illanes, M. A. (2004). Política social y modelos de desarrollo en Chile: puntos de saturación histórica 1924-2003. Dimensión histórica de Chile, Nº19 , 149-204.
  • MIDEPLAN. (1991). Evolución de las políticas sociales en Chile: 1920-1991. Santiago de Chile: Departamento de planificación y estudios sociales.
  • Olavarría, M. (2008). Fundamentos de política social. Santiago: Departamento de Gobierno, INAP. Universidad de Chile.
  • Olavarría, M. (2005). Pobreza, crecimiento económico y políticas sociales. Santiago de Chile: Editorial Universitaria.
  • PNUD. (2004). Desarrollo humano en Chile: El poder ¿para qué y para quien? Santiago de Chile: PNUD.
  • Sen, A. (1997). What's the point of the development strategy? Londres: Development Economics Research Programme.
  • [i] Ministro Etchebarne en comunicación con los alcaldes de Santiago. Archivo Ministerio de Salubridad, Asistencia y Previsión Social, Oficios 1-200, enero 7 de 1939. Citado por (Illanes, 2004)
  • [ii] Carta abierta de Luciano Kulesewiski al ministro de salubridad del frente popular. Santiago, septiembre 16 de 1939. Citada por (Illanes, 2004)

2 comentarios:

Dani dijo...

Hola, está bueno el artículo, solo que no pienso que el proyecto de las salas cunas sea destacable, creo que no le da una mayor libertad a la mujer, solo la ayuda a conciliar sus labores reproductivas por un lado con las remuneradas por otro (doble jornada para las mujeres que son cuidadoras)... creo que sigue estando en una lógica de crecimiento económico más que de bienestar. sin contar con que ha sido muy cuestionado el verdadero aporte de dejar a los niños en salas cuna, en las primeras etapas del desarrollo cuando se supone son que el apego con la madre es fundamental.
saludos :)

Pablo Alberto Valenzuela dijo...

Justamente la idea de la salas cunas amplía la libertad de la mujer en el sentido que les permite insertarse en el mundo laboral, tener acceso a sus propios ingresos y tener más independencia. Aunque claro, esa política en particular o el Chile Solidario -muy lindo en el papel, un fracaso en la práctica- no implican un cambio de eje en la política social.

Gracias por el comentario.