viernes, 8 de octubre de 2010

El ingreso ético familiar ¿y luego qué?

El consejo trabajo y equidad, convocado el año 2007 por el gobierno de la presidenta Bachelet, hizo una serie de propuestas de política para mejorar la distribución del ingreso, bajar los índices de pobreza y mejorar las condiciones generales del mercado laboral. Dentro de estas medidas, la más mediática y además recogida en el programa de gobierno de Sebastián Piñera es el Ingreso Ético Familiar o IEF.

De acuerdo a las especificaciones que tanto Felipe Kast como el mismo Presidente Piñera han dado de esta medida, se trata de un programa de transferencias condicionadas (PTC)  que vendrá a suplementar el ingreso que las familias generan de forma autónoma, hasta alcanzar un ingreso promedio de 250 mil pesos para un hogar de cinco personas (La tercera, 11/07/2010) y se focalizará en los hogares más pobres. Al mismo tiempo, ayudará a centralizar los subsidios que entrega el Estado mediante un solo instrumento lo cual podría aumentar de forma significativa la eficiencia del gasto y la facilidad logística de su entrega, pues se podría usar a través de un mecanismo como la cuenta RUT o alguna tarjeta de débito entregada por el gobierno, como se hiciera con el Bolsa Familia brasileiro.

El primer alcance que se debe hacer es que es necesario ajustar el valor de las canastas básica a un precio de tendencia. Lo que pasó en 2009 y que es sindicado como una de las causas del alza de la pobreza es precisamente el alza de los alimentos que llevó a que la canasta básica que determina la línea de pobreza se alzará hasta los 64 mil pesos. Ciertamente ese valor no se mantendrá en el largo plazo y con ello se mitigarán las consecuencias negativas que tiene para los quintiles más pobres el alza de los alimentos, donde los bienes básicos tienen un mayor peso en los hábitos de consumo.

Sería adecuado que, por ejemplo, que tal como se hace con el comité de expertos que determina el PIB tendencial para la elaboración del presupuesto público, un grupo de expertos trabaje en la definición de la línea de pobreza para un año dado, según las expectativas de consumo e inflación de los grupos de bienes que entran en la canasta. Eso permitiría mantener “indexado” el ingreso ético familiar, actualizándolo anualmente y evitando que las familias que lo recibe puedan volver a caer en la pobreza frente a alzas de la inflación y el congelamiento de las transferencias monetarias, lo que a la larga redundaría en la reducción del poder adquisitivo de las personas beneficiadas, que es lo importante en este contexto.

Un segundo punto es lo que se hará para evitar que las familias se mantengan de forma permanente dentro del programa, lo cual puede representar un costo fiscal importante al largo plazo y un fracaso, en la medida que lo que se quiere es que las familias vayan progresivamente aumentando el ingreso autónomo y reduciendo los subsidios que reciben por parte del Estado. Un programa de transferencias en el largo plazo, creciente en términos nominales y sin un efecto real en la calidad de vida de las personas se puede convertir en un gasto insostenible para el fisco bajo la actual estructura tributaria.

Las personas que serán beneficiarias del IEF, muy probablemente serán familias altamente vulnerables, en muchos casos serán mujeres jefas de hogar con empleos altamente precarios, baja escolaridad y en zonas de las ciudades que se caracterizan por ser bolsones de pobreza debido a la segregación que, en mayor o menor medida, se da en muchas de las grandes ciudades de nuestro país. La pregunta es ¿cómo hacemos que esas personas puedan efectivamente salir de la pobreza gracias al empleo?

En el contexto de esas familias, foco principal de las ayudas del Estado, tener empleo no significa salir de la pobreza y poder desarrollar un proyecto de vida familiar al largo plazo, sino que tener empleo implica poder “sobrevivir” con lo justo durante el mes, entrega poca capacidad de ahorro y la adquisición de bienes materiales se hace a través del crédito que muchas veces las tiendas entregan de forma irresponsable a familias que tendrán poca capacidad de pagar.

Tener empleo y seguir siendo pobre trae también perjuicios a la autoestima de las personas. Por más que se esfuercen en empleos que son precarios, sin protección social y sin perspectivas, pues en varios casos son empleos temporales, sin contrato o bajo formas precarias de contratación.

El gran tema, por tanto, es como se incluye en el IEF un componente de empleo tal que las personas beneficiarias puedan seguir un camino, similar al de Chile Solidario pero perfeccionado a partir de los escasos resultados efectivos que mostró ese programa, y que dicho camino pueda concluir con la inclusión de las personas en empleos formales de mejor calidad o con el inicio de proyectos individuales o colectivos de emprendimiento al interior de alguna comunidad o población.

Es necesario generar las condiciones tal que las familias puedan efectivamente emerger de la línea de la pobreza con contribución de las transferencias del Estado pero también con la contribución de su empleo, el que además de los beneficios que puede generar en términos de ingresos y de la contribución que puede realizar a las cifras agregadas de actividad económica, también permite a las familias proyectarse en el futuro, ahorrar, acceder a más bienes sin la presión del endeudamiento constante; acceder a una vivienda mejor o a la ampliación o mejoramiento de la que ya poseen. Entre muchos otros beneficios que impactan en las seguridades de las personas, parte esencial del bienestar y de la calidad de vida.

Así las cosas, componentes de capacitación laboral, continuidad de estudios o terminación de los estudios básicos o secundarios, posibilidad de acceder a estudios terciarios técnicos y generación de las condiciones para que haya no solo más sino que mejores empleos, decentes y con salarios justos que permitan a las familias desarrollarse como personas en todos los sentidos, deben ser tareas prioritarias de cualquier gobierno que tenga la aspiración de mejorar las condiciones de sociales y el bienestar de su población.

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