martes, 2 de agosto de 2011

Sistemas electorales y decisiones de los partidos políticos

Los sistemas electorales tienen un efecto significativo en el ordenamiento político e institucional de los países. Sin embargo, si seguimos a Sartori en Ingeniería Constitucional Comparada, el efecto es más complejo al señalado por Duverger en sus leyes electorales, pues los sistemas electorales funcionan en una red institucional más compleja que tiene efectos sistémicos en la conformación del sistema político.

A grosso modo las leyes de Duverger señalan una interacción entre la forma del sistema de partidos y el sistema electoral. Si el sistema electoral es mayoritario es altamente probablemente que forme un sistema bipartidista, en cambio, con un sistema electoral proporcional es más probable que se forme un multipartidismo, pues más partidos podrán ingresar al parlamento.

La crítica de Sartori a este esquema se centra en que resulta en extremo determinista indicar que el sistema electoral causa tales efectos en la estructuración del sistema de partidos, pues habría otros elementos que contribuyen a su formación. Latamente Sartori busca explicar, en primer término, a qué se le puede llamar un sistema de partidos estructurado para a partir de ello inferir los factores que le dan origen. Creo que es dable destacar que los sistemas de partidos estructurados pueden surgir solo cuando los partidos de masas desplazan y reemplazan a los partidos de notables propios del siglo XIX.

De lo anterior se deriva que las leyes de Duverger solo pueden ser aplicadas en contextos de sistemas de partidos estructurados, allí por tanto hay que buscar si se cumplen o no los efectos reductores o multiplicadores que los sistemas mayoritarios y proporcionales sugeridos a partir de las leyes de Duverger.

Si definimos un sistema bipartidista solamente con los criterios de coalición y chantaje –la definición de partido relevante– nos encontramos con una serie de países con sistemas bipartidistas en los que, sin embargo, hay terceros partidos con un importante caudal electoral. Sin embargo, sin tener en cuenta esos criterios de relevancia en la cámara política, solamente Estados Unidos se podría considerar un país con un sistema bipartidista puro donde la presencia de terceros partidos electoralmente significativos es escasa o nula. Reino Unido tiene presencia fuerte de los liberales-demócratas, hoy en el gobierno de coalición con los conservadores, Canadá tiene un tercero e incluso un cuarto partido con alta votación, lo cual lleva a que se formen gobiernos de minoría. Australia posee un partido que en realidad es una mezcla de dos partidos. Lo importante de todo esto es que si bien los partidos obtienen votos, casi nunca logran elegir candidatos y, de hacerlo, el número de escaños obtenidos no alcanza a ser suficiente para tener un impacto efectivo en la política de alianzas de los otros partidos o en la modificación de la agenda gubernativa del partido gobernante.

Por lo tanto habría que refinar las definiciones de bipartidismo para depurar el análisis. Entonces los bipartidismo estarían definidos por la existencia de dos partidos importantes que son capaces de gobernar solos independiente de terceros partidos. Eso diferenciaría lo que ocurre en Australia con lo que sucede en Alemania, donde el partido mayoritario (la CDU) debe hacer coalición son la SPD o con los verdes, como sucede actualmente. Una idea adicional es que incluso se puede dar un sistema bipartidista con gobierno de minoría, como lo que sucede en Canadá.

Esta definición, más amplia que la tradicional idea de dos partidos que se alternan en el poder, sin tomar en cuenta en ella la existencia de otros partidos con votación altas pero con representaciones parlamentarias irrelevantes. Ahora bien, bajo este esquema, habría que incluir también países que con un sistema electoral proporcional poseen un bipartidismo. Con ello, las leyes de Duverger pierden alcance para explicar los efectos reductores o multiplicadores de los sistemas electorales.

Sartori deriva cuatro enunciados. El primero de ellos señala que un sistema electoral mayoritario no puede por sí mismo estructura un bipartidismo pero que sí puede ayudar a mantenerlo cuando ya existe. La segunda regla es que en el largo plazo un sistema mayoritario puede producir un bipartidismo siempre que se cumplan dos condiciones: que el sistema de partido esté estructurado y que la proporción de votantes no sometidos al bipartidismo no se encuentre dispersa. La tercera regla indica que es imposible que exista un bipartidismo bajo cualquier sistema electoral siempre que un tercer partido represente a las minorías en una proporción mayor a la pluralidad. Esto se puede dar cuando existan minorías lingüísticas, étnicas, religiosas o de otro tipo. La cuarta regla indica que la representación proporcional tendrá un efecto reductor en la medida que imponga barreras de entrado o premios, diluyendo a partidos pequeños o que tiene al electorado muy disperso en distritos pequeños.

A la luz de este razonamiento, se proponen cuatro posible combinaciones que sirven para comprender desde un punto de vista más complejo los efectos del sistema electoral. La primera combinación destaca los efectos reductores que tiene el sistema electoral sobre el sistema de partidos. Esto tiene que ver no únicamente con la representación mayoritaria, pues como se señaló previamente, es posible que un sistema proporcional tenga efectos reductores bajo ciertas circunstancias. O bien, extendiendo el argumento de Sartorio, un sistema con características mayoritarias podría promover el funcionamiento de una mecánica bipartidista aún en un contexto multipartidista, como lo ocurre en Chile, con una competencia centrípeta de coaliciones plurales.

La segunda combinación posible tiene que ver con que, aunque exista una representación proporcional, un sistema de partidos fuertemente estructura limitará la actuación de los electores. ¿Podrían en Chile surgir nuevos partidos si el sistema electoral fuera más proporcional –pues en estricto rigor el sistema binominal es propocional– o se mantendría el escenario actual? ¿O los partidos seguirían bajo un path dependency tomando las mismas decisiones que han llevado hasta el actual escenario?

La tercera combinación señala que cuando existe un sistema electoral fuerte y un sistema de partidos poco estructurado, el efecto limitante se verá únicamente a nivel distrital y no tendrá consecuencias a nivel nacional. Según Sartori, está combinación puede explicar el fracaso de sistemas mayoritarios en contextos de sistemas de partidos poco estructurados para reducir la fragmentación del sistema, pues la presencia de partidos distritales es fuerte.

Finalmente, con sistemas electorales y sistemas de partidos débiles, el efecto que habrá será nulo respecto al proceso político. Es decir, mientras más pura se la representación proporcional –con un distrito único nacional, por ejemplo– y menos barreras existan para la representación –sin umbrales mínimos de votación– el efecto que tendrá el sistema electoral o el sistema de partidos sobre los resultados será cada vez menor.

En resumidas cuentas, podríamos señalar respecto de los efectos de los sistemas electorales en la conformación del sistema político, son condicionados también por otros elementos propios de la evolución sociopolítica de cada uno de los países y, por lo tanto, es posible explicar de esa forma las transgresiones a las leyes de Duverger en cuanto al número de partidos político que formen el sistema. Existen variables como la polarización del sistema, la existencia de divisiones sociales cruzadas entre sí –las que según Lipjhart dan origen a sociedades plurales– como condicionantes étnicas, lingüísticas, religiosas o regionales. Asimismo, la fortaleza e institucionalización de los sistemas de partidos puede tener efectos limitantes sobre las decisiones de los electores, aún bajos formas proporcionales de elección, con lo cual el impacto del sistema electoral no necesariamente será unidireccional en cuanto a la conformación del sistema de partidos o a las preferencias de los votantes.

Finalmente, creo que es adecuado enfatizar que los sistemas electorales sí tienen efectos importantes sobre el proceso político y no deberían ser tratados como variables constantes de éste cuyo impacto es nulo frente a otros aspectos. Muchas decisiones de los partidos políticos, desde un punto de vista de elección racional, pueden estar condicionadas a la sobrevivencia electoral, por ejemplo, la política de alianzas de los partidos puede tender a ello. Sin embargo, no se puede dejar de lado el hecho que el sistema electoral es parte de un entramado institucional formal y no formal que también actúa como determinante de las decisiones de electores y partidos. Así por ejemplo, un sistema distinto al binominal ¿habría producido los mismos efectos en la política de alianzas de los partidos chilenos durante los primeros diez años de democracia? So riesgo de parecer simplista, da la impresión que sí, toda vez que el plebiscito de 1988 dividió al país y ese pseudoclivaje se mantuvo al menos hasta la elección presidencial de 1999. Con todo esto, quiero señalar que no existe un determinismo ni una unidireccionalidad en la conformación de los sistemas y los procesos políticos, que en parte importante obedecen a elementos nacionales poco susceptibles de ser generalizados.

1 comentario:

paulo dijo...

hay sistemas electorales tan complejos que la mayoria de la gente no los entiende, e incluso uno que es aficionado o se interesa por el tema tiene algunas dificultades, en cambio existen sistemas que son simples de entender y eso es un plus, pues es mucho mas dificil ponerlo en cuestion y añade un elemento de transparencia, lo cual no es poco. El binominal por ejemplo es complejisimo de entender, ademas de caprichoso, apostaria que la mayoria de la gente sencillamente no lo entiende, de ahi que se sorprendan o no entiendan el por que de ciertas situaciones, otros exigen "votar para cambiar las cosas" sin darse cuenta de que la logica del sistema lo impide. El proporcional tambien tiene su dificultad de ser entendido, aseguraria que no todo el mundo ni la mayor parte de la gente puede entenderlo, solo los fans de la politologia o los más activos, no por un problema de inteligencia sino porque simplemente no hay tiempo para entenderlo todo y no todo el mundo se da ese tiempo, ni aun uno mismo que se interesa por el tema. Entonces creo que al pensar en un sistema electoral se debe hacer de forma que pueda ser entendido de la manera más simple posible, es fundamental, lo mismo con un sistema politico cualquiera, como una forma de gobierno por ejemplo, que sus elementos sean básicos para que duren mucho tiempo y no se presten a confusiones, saludos