jueves, 2 de abril de 2009

Luz al final del túnel

Desde hace algún tiempo estoy bastante pendiente de lo que pasa con la economía y todo el tema relacionado con la crisis financiera que afecta al mundo. 

Desde que la Presidenta Bachelet dijo que Chile no sería afectado por la crisis y Andrés Velasco -el operado de los nervios, como le decía mi profe de Macroeconomía, Julio Santisteban- propugnaba el blindaje de Chile producto de la disciplinada política fiscal, algo me inquietó. Aunque claro, esa inquietud tuvo un sustrato histórico más que técnico. Cuenta la historia como, luego del crack de 1929, el Dictador Ibáñez dijo al país que no debía cundir la preocupación, pues fruto de la "disciplinada política fisca de Chile la crisis no afectaría a nuestro país". Años después un informe de la Liga de las Naciones, desordenes públicos, varios presidentes caídos y hasta una república socialista darían cuenta que ese "blindaje" del que hablaba Ibáñez no era tal. 

El contexto obviamente resulta diametralmente diferente, Chile es un país mucho más rico que en los años 30 y la política fiscal de Chile ha sido efectivamente disciplinada. Dentro de las consideraciones de riesgos que ha hecho S&P y recientemente la listas de "paraísos fiscales" publicada por la OCDE muestran que en Chile algo se ha hecho bien los últimos años. La misma agencia Standard & Poor's señala que Chile "es la economía latinoamericana mejor posicionada para aplicar medidas anticíclicas con credibilidad y eficacia". 

Sumado a lo anterior, hoy en el Diario Financiero aparecen José Pablo Arellano y Diego Hernández de Codelco y BHP Billiton augurando un escenario si bien complicado, relativamente positivo en el mediano y largo plazo para la economía del cobre. Aunque también se menciona la cancelación de una serie de proyectos mineros para el 2009. 

Ahora bien, es cierto que por un lado existe un fuerte colchón sobre el cual Chile se puede apoyar en el adverso escenario internacional y hacer frente de mejor manera a lo que está sucediendo en el mundo desde la caida de Lehmann Brothers, pero también es cierto que ese colchón sirve para que la caída "sea del -1% y no del -10%". Los efectos los veremos igual, ya los estamos sientiendo. 

Hay dos cosas al respecto que me gustaría mencionar. En primer lugar el mundo busca el camino para salir de esta debacle financiera y en algunas partes se empiezan a notar signos de recuperación, tanto en Estados Unidos como en China, para muchos inequivocas señales que al menos la caída libre de la economía terminó y ahora solo queda esperar la recuperación. Hoy, además, ocurrió un hecho bastante llamativo, destacado por Lula Da Silva, Cristina K y Felipe Calderón: En la cumbre del G-20 ya no se trató a los países emergentes de la región como si no supieran nada, sino que se trabajó de igual a igual frente a un problema que requiere de la coordinación de todos los países del mundo para ser superado. El acuerdo del G-20 toma medidas concretas para enfrentar la crisis y no se limita a una serie de buenas intenciones por parte de los países miembros. Puede que sea cierto que un nuevo orden aparece, como dijo el Premier inglés Gordon Brown. 

En segundo lugar, algo que también me parece relevante es lo que Chile sacará de esta crisis en término de largo plazo. Es cierto que el plan por US$4.000 millones será de gran utilidad para apuntalar la economía nacional y evitar una catástrofe, pero no es menos cierto que el modelo de desarrollo chileno se ha venido progresivamente agotando y el crecimiento en torno al 7%, 8% de los años 90 es solo un recuerdo para nosotros desde antes de la crisis mundial. En tal sentido, hay reformas institucionales necesarias para motivar el desarrollo, pues la explotación minera, la celulosa, los salmones y la fruta ya no serán capaces de entregar suficiente crecimiento a Chile. Faltan reformas estructurales importantes: modernización del Estado para darle mayor eficacia, flexibilidad y rapidez a algunos procesos que lo requieren, temas sobre el mercado laboral, los incentivos, la innovación y la tecnología, la energía, la educación, etc. A corto plazo el plan de estímulo fiscal está bien, pero a largo plazo faltan muchas cosas para poder tener un desarrollo sostenible.

En todo caso, y dadas todas las señales que han surgido en economías importantes y el acuerdo del G-20, pienso que efectivamente hay una luz al final del túnel y lo que parecía la peor crisis en 70 años está cediendo gracias a las medidas que se han tomado. A lo mejor la recuperación aún está en espera, pero al menos el deterioro acelerado se ha detenido. 

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