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martes, 30 de noviembre de 2010

Cautela y desafíos frente al crecimiento económico de América Latina

El mundo ha visto una de las crisis económicas más graves del último siglo, cuyo parangón es la gran depresión de los años 30 que sumió a Estados Unidos en un profundo abismo del que solo pudo salir definitivamente con la reconversión industrial que la segunda guerra mundial produjo. Esta vez le desaceleración fue menos profunda pero aún no se tiene claro las perspectivas del crecimiento mundial para los próximos años, pero si hoy algo se tiene claro es que no se volverá (ni se debería volver) a un ciclo de expansión similar al que se dio antes de 2007, alimentado por el consumo y la especulación que fueron inflando una burbuja que estalló estrepitosamente hacia el tercer trimestre de 2008.

Pero la recuperación está siendo más lenta de lo que se podría haber esperado, sobre todo en los países desarrollados que están agregándole una cuota de cautela a la euforia con la que particularmente el gobierno de Chile ha venido presentando las cifras es recuperación económica. Es un hecho cierto que toda América Latina, salvo Venezuela, están creciendo a tasas considerablemente altas y que los esfuerzos que los países han emprendido para contener la inflación han venido a alimentar una círculo virtuoso (o vicioso) de crecimiento sustentado en el ingreso de capitales que buscan tasas de interés más rentables. Los países desarrollados, en su intento por mantener a flote sus economías y alejar el fantasma de la deflación han llevado a cabo millonarios planes de emisión de dinero y mantienen tasas de interés en mínimos históricos. Eso solo le agrega carbón a la locomotora de los desequilibrios globales. Hoy no hay duda en que son los emergentes los que están manteniendo en terrenos positivos las cifras de crecimiento del PIB global.

Brasil ya ha puesto controles al ingreso de capitales. El 10,75% de la tasa de interés brasileña, que tiene proyecciones de seguir subiendo por la inflación por sobre la meta del gobierno durante 2010 (Diario Financiero, 29/11) es un imán potente a las emisiones de dólares que está haciendo la reserva federal para impulsar la economía estadounidense; caso análogo ocurre en la Argentina, cuyo manejo económico, altas reservas, gestos políticos que muestran una manejo responsable de la deuda pública y el precio de la soja que sigue manteniéndose alto en los mercados internacionales (Clarín, 14/10) convierten a nuestro país vecino en un destino atractivo para el dinero de inversores ávidos de tasas de interés reales positivas.

En Chile las cosas no están siendo muy diferentes. Nuestro país, miembro de la OCDE y constantemente alabado por el manejo macroeconómico de los últimos años, ha visto caer el tipo de cambio debido al ingreso de capitales y alto precio del cobre. El gobierno, a la vez, se ha negado sistemáticamente a usar algún mecanismo para controlar el ingreso de capitales, inclinándose por otro tipo de herramientas que incluyen, por ejemplo, aumentar el límite de las AFP para invertir en el extranjero, de modo que puedan sacar capitales del país y apreciar el tipo de cambio. Hasta ahora el efecto ha sido limitado y el dólar se mantiene bajo pese a la recuperación que ha visto en las últimas semanas.

En este escenario vale la pena preguntarse si en América Latina estamos viviendo un ciclo virtuoso fruto de las buenas reformas hechas durante los años en que nuestra región era cuna de crisis globales o más bien estamos siendo víctimas de una locomotora sin control cuyo carbón son los numerosos dólares que vienen desde las emisiones de la FED. En este punto entra la responsabilidad de nuestros gobiernos.

América Latina sufrió, aunque en menor medida, los embates de la crisis económica de 2009 y eso sumado a coyunturas específicas –como las malas relaciones entre el agro y el gobierno argentino, las condiciones climáticas que generaron malas cosechas de soja, la dependencia de la economía mexicana a Estados Unidos, entre otras– produjo que el ciclo de crecimiento económico en todo los países al menos se desacelerara. Hubo profundas caídas en México y Venezuela, caídas más tenues en Chile y una baja de la tasa de crecimiento en Perú, Argentina y Brasil. Hoy en todos los países se está dando una recuperación de stock y, salvo Perú (El Comercio, 30/05), el crecimiento que se está originando no viene dado por reformas estructurales, sino por la recuperación de tendencias de crecimiento previas a la crisis que, más temprano que tarde, volverán a los ciclos normales en torno a los niveles tendenciales de PIB. El ingreso de capitales y las IED también hace su aporte.

Los gobiernos de la región tienen desafíos significativos si quieren mantener estos niveles de crecimiento del PIB por un ciclo más prolongado e internalizar los beneficios que el crecimiento bien administrado puede producir en la población. En Brasil la presidenta electa deberá hacerse cargo de problemas de infraestructura que le restan competitividad a su país; en Argentina es fundamental construir certidumbres políticas, sobretodo pues 2011 es año electoral y el manejo presupuestal del gobierno federal y de las provincias seguramente tendrá ciertas definiciones por los comicios, además hay que mejorar las relaciones entre el gobierno y los sectores productivos, particularmente el agro, y contener un ambiente creciente confrontacional en el mundo sindical.

Chile enfrenta desafíos similares a los brasileños. La productividad en nuestro país es baja y el desarrollo industrial es lento e insuficiente, eso hace que Chile siga dependiendo de servicios y commodities, sin aprovechar ventaja competitivas ni desarrollar una política industrial que fomente otros sectores económicos que también producirían empleos de mejorar calidad que ayudarían a elevar el nivel de vida de los chilenos. El actual ciclo económico no es sostenible durante todo el gobierno de Sebastián Piñera y ya las últimas estimaciones de crecimiento para 2010 están mostrando              las primeras señales de alarma: la minería se desaceleró notablemente y las estimaciones de crecimiento ya llegan a cifrar menores al 5,5% (La Tercera, 30/11)

El crecimiento económico resulta necesario para hacer crecer la riqueza de un país, empero, sin la acción del gobierno no es posible que el crecimiento se traduzca, de forma automática, en mayor bienestar para las personas, sobretodo si el crecimiento está siendo inducido por contextos globales pasajeros. Gran responsabilidad le cabe a las autoridades políticas de nuestro países internalizar los beneficios del crecimiento económico y hacerlo sostenible en el tiempo.

miércoles, 16 de junio de 2010

Los remedios que se autorecetan los poderosos para atajar la crisis actual no es lo que nos predicaban

Las reglas del juego las dictan y las cambian a su antojo los poderosos. Hace al menos dos décadas que el FMI y el Banco Mundial van «impartiéndonos clases» y dictando reglas de conducta a los países del tercer mundo; sobre cómo sanear la economía y cómo estructurar las finanzas. Así, vimos que se les exigía deshacerse de las empresas estatales rentables, en el marco de los célebres procesos de privatización.

Igualmente, es necesario recordar la convulsión que supuso para los países en vías de desarrollo soportar las famosas reformas estructurales que apuntaban a "menos Estado y mayor competitividad". Cosa difícil en realidad, pues las fronteras de los "paraísos occidentales" no se abrieron plenamente para los productos agrícolas de los países pobres, al tiempo que en buena medida se criminalizó la inmigración desde el tercer mundo.

Pero lo que nadie pudo imaginar es que cuando los Estados del sur empezaban a tapar brechas y restañar heridas, ademas de acostumbrarse al mercado y haber asumido que los Estados no deben interferir demasiado en la economía, ni asistir a las empresas y personas con el proteccionismo, nos vemos sorprendidos. Los remedios que se autorecetan los poderosos para atajar la crisis actual con "más Estados" y ayudando a los más ricos, no es lo que nos predicaban. 

Hank Paulson, secretario del Tesoro de los Estados Unidos decía hace poco en el congreso estadounidense al hablar de su plan de rescate: si no se aprueba "que dios no asista" y ahora que está aprobado a todas lucas parece que no es suficiente. Entonces, lo que yo digo es "que dios nos coja confesados".

Tamames, Ramón (2009) La crisis financiera internacional: Análisis y soluciones. EDAF del Plata, Buenos Aires.

sábado, 8 de mayo de 2010

¿Se inicia la década perdida de Europa?

La Unión Europea se ha convertido en un paradigma de integración regional en términos económicos, políticos y sociales; y en un ejemplo de unión luego de que Europa fuera devastado por dos guerra mundiales en menos de 50 años y teniendo en cuenta también una historia plagada de conflictos entre los grandes colosos del viejo mundo: Alemania, Francia, Inglaterra y el otrora importante Imperio español.

La crisis que ya ha eclosionado en Grecia y los riesgos que se ciernen, especialmente, sobre las economías de España y Portugal y, con menos notoriedad, Italia, Irlanda y Reino Unido, ponen serias dudas sobre la sustentabilidad de la Unión en un contexto donde la economía más grande del continente se ha convertido en la locomotora de Europa, arrastrando tras de sí al resto de los países que, o bien siguen en recesión o se encuentran con graves crisis fiscales o simplemente estancados.

Los mercados están expectantes ante lo que pueda ocurrir en Grecia y, más aún, sobre los posibles contagios que puedan ocurrir al resto de Europa y eventualmente al resto del mundo, que todavía se encuentra convaleciente de la recesión económica de 2009. En tal sentido, es posible hablar de dos tormentas que empiezan a formarse en el horizonte y solamente el tiempo dirá si se configuran en grandes ciclones o terminan disipándose: la crisis de la Euro zona y la burbuja inmobiliaria en China.

La crisis de Grecia es comparable a la crisis argentina de principios de la década, con la diferencia que a la Argentina no le quedó más alternativa que el default, pues las condiciones del FMI y del Tesoro de los Estados Unidos se endurecieron al punto de dejar caer a la Argentina. También hay que poner en la discusión el hecho que la crisis de Argentina tuve importantes contagios hacia Sudamérica y si Chile no lo sintió fue básicamente por la diversificación del comercio con Asia y Europa y los importantes niveles de ahorro. Uruguay, Paraguay y Brasil, en mayor o menor medida, sufrieron los golpes de esta crisis.

En Grecia el contagio puede venir en término financieros más que reales. Los mercados tienen sus ojos sobres España, pero no los quitan de la situación griega y miran con temor la situación de los otros países de Europa que están al borde del abismo. Moody’s anuncio que pondría en revisión la calificación de los bonos de Portugal (El país, 05/05), poniendo temores mayores sobre la confianza de los inversionistas; el Dow Jones de Wall Street y los principales indicadores bursátiles de Europa cayeron con fuerza durante la semana que ya termina y arrastraron a las bolsa del mundo a una de las peores semanas en lo que va de 2010. Es el pánico en los mercados (terra.cl, 06/05) se diría el jueves 6 de mayo cuando el principal indicador de la bolsa de Nueva York cayera más de un 9% durante la sesión.

Los países de la Unión Europea tienen un enorme desafío por delante. Internamente, muchos Estado deben apostar a la reducción de déficit fiscal con el endurecimiento de medidas impositivas para aumentar los ingresos de los endeudados fiscos. Pero eso tiene otro matiz, la posibilidad de ahogar la incipiente recuperación en el viejo continente, relegando a los países más afectados a prolongadas caídas de actividad económica.

Para Felipe González, miembro del grupo de sabios (El país, 08/05) Europa actualmente vive un clima de inseguridad y se siente que los niños de hoy no podrán tener las mismas comodidades que su padres. Y es que los ajustes fiscales que se van a tener que realizar en muchos países para evitar riesgos futuros y reducir los actuales déficits probablemente pongan fin al Estado de bienestar europeo, reduciendo la presencia estatal en temas como seguridad social, salud, educación. Hace tiempo se viene diciendo que la situación de muchos países europeos en términos de prestaciones sociales y gasto fiscal resulta insostenible en el largo plazo.

El otro desafío viene de la mano de la ‘Unidad de la Unión’. Actualmente se vive el peor momento en la historia de la Unión Europea; pero las economías más fuertes, como el FMI han acudido en ayuda de Grecia. ¿Qué pasa si cae España, Portugal o Italia? ¿Habrá ayuda de la unión también a esos países? Puede que no lo haya y que el BCE deje caer a uno de los países para castigarlos por comportamientos irresponsables. La continuidad de la EU depende tanto de lo que hagan los países para imprimir confianza en los mercados, como lo que haga el BCE para dar asegurar que en el futuro los problemas fiscales de sus miembros no se repetirán o, al menos, tendrán un mayor respaldo.

Cuando América Latina vivió a principios de los 80 su crisis de deuda, se inicio la década perdida. El costo social de las crisis financieras de los países de nuestra región fue muy alto y tomó muchos años recuperarse y pagar el costo de esa crisis. ¿Estaremos asistiendo al inicio de la década perdida de Europa? Si sacamos a Alemania del análisis, probablemente se vienen años de muy baja actividad económica en el viejo mundo y el 'bienestar' tradicionalmente estatal de los europeos empiece un retrocesos hacia formas menos onerosas de protección social.

lunes, 3 de mayo de 2010

El canje de la deuda argentina: ¿El esfuerzo de Cristina por reconstruir la confianza?

El año 2001, luego de una de las más graves crisis políticas y sociales de su historia, el presidente interino de Argentina, Eduardo Duhalde, declaró el default o cese de pagos de la deuda pública del país, al mismo tiempo que se iniciaban una serie de reformas para detener el descalabro económico en el que había caído Argentina luego una década dorada iniciada en el 90 con el plan de convertibilidad de Cavallo y Menem.

La crisis de 2001 dejó varias herencias para los argentinos: el desconfiar de la volatilidad y los caminos fáciles, serios problemas sociales con un aumento de la pobreza a raíz de la recesión iniciada el 98 y la imposibilidad de participar en los mercados de capitales externos para obtener financiamiento.

En cierta medida, Argentina se recuperó. Inició un proceso de crecimiento económico estable a partir del año 2002 y además hoy vive una etapa estabilización paulatina de la democracia que, sin embargo, no ha estado ausente de cuestionamientos a la probidad a los gobernantes. Sin embargo, no se ven en torno a la democracia argentina riesgos que la puedan amenazar en los próximos años. No obstante, se mantienen aún lastres del daño que sufrió la sociedad argentina durante su propia crisis financiera, la cual sobrepasó ampliamente los límites de la economía.

Es así como, en un proceso no exento de problemas institucionales –el presidente del BCRA fue removido de su cargo a través de una institución menemista: el DNU- el gobierno de la Nación Argentina inició un proceso de canje de los últimos retazos de deuda no acogida al canje de 2005. Este esfuerzo por parte del gobierno puede ser interpretado como una forma de reconstruir la confianza del mercado en Argentina y, en definitiva, limpiar su imagen y tener acceso a financiamiento público a través de deuda emitida en los mercados internacionales.

Sin embargo, no existe consenso respecto a los beneficios que en el corto plazo podría traer este canje para la imagen del gobierno de Cristina Fernández, más aún, cuando se mantienen comportamientos económicos y políticos que abren flancos de cuestionamiento importantes. Ahí aparecen las controversias en torno al INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) que hace la oposición (La Nación, 09/04) lo que pone un peso importante sobre la credibilidad de las acciones del gobierno que se fundan en estadísticas de esta organización.

Otro punto relevante es el crecimiento del gasto público, el cual el año 2009 alcanzó un 45% del PIB (La Nación, 16/03). El problema es cuando el gasto se torna inmanejable y no es sostenible fruto de ingresos fiscales menores lo que acarrea un endeudamiento creciente y problemas de inflación y, lo que podría resultar más políticamente relevante, que no se vean avances significativos por parte de la opinión pública en el desarrollo del país pese a que casi la mitad del PIB corresponde a gasto público. Eso resta legitimidad a las acciones del gobierno, levanta las sospechas de corrupción en un Estado cruzado por faltas a la probidad y trae a la memoria de la sociedad argentina los recuerdos de crisis económicas provocadas por el mismo creciente gasto fiscal.

En este escenario, parece complejo que el canje de la deuda y las negociaciones que Armando Boduo llevará a cabo con el club de Paris sean capaces de darle a Argentina una imagen de seguridad institucional y confianza jurídica, que en términos económicos se traduciría en menores tasas de interés para el financiamiento y al retorno de inversión extranjera. La tarea va mucho más allá de canjear la deuda en default, pues la confianza de los mercados y de las instituciones internacionales no fueron melladas por el ceses de pagos en si mismo, sino por los peligrosos comportamientos económicos y políticos que aumentan el riesgo y llevaron al colapso del sistema. Con todo, puede que resulte muy difícil para el gobierno contener el gasto y mejorar la institucionalidad en tan poco tiempo. Probablemente los Kirchner queden fuera del gobierno en 2011 y, es casi seguro, serán más recordados por los errores cometidos que por haber sacado a Argentina de la cesación de pagos.

sábado, 20 de febrero de 2010

El déficit fiscal, el balance estructural y el contexto macroeconómico

En la presentación de los subsecretarios el presidente electo, Sebastián Piñera, realizó una dura crítica al manejo económico del gobierno de la presidenta Bachelet, señaló que "El año pasado, y esto es bueno que los chilenos lo sepamos, las finanzas públicas de nuestro país experimentaron un déficit que no conocíamos en los años recientes, alcanzando más de 4,5% del producto, lo que significa aproximadamente 7.200 millones de dólares. Esa cifra representa el déficit o uno de los déficits más altos de nuestra historia" (El mercurio, 20 febrero, C2). Frente a esta declaración es necesario hacer varias aclaraciones, pues el déficit fiscal que Chile experimentó en 2009 deben entenderse en un contexto de política fiscal contracíclica producto de la crisis internacional que se sintió en Chile desde el último trimestre de 2009.

Para tener claro el origen del déficit hay que remontarse a la elaboración de la ley de presupuestos del sector público del año 2009. En agosto y septiembre de 2008 (fecha en que se elabora la LPSP) la crisis financiera no era una realidad aún en Chile y, si bien después de la caída de Lehmann Brothers, el escenario internacional se vuelve mucho más inestable, la caída de las perspectivas económicas mundiales y locales vino después del shock que significó el congelamiento del crédito a nivel mundial luego de la quiebra de uno de los bancos de inversión estadounidense y el deterioro progresivo y sistemático de las perspectivas económicas mundiales. Es así como la ley de presupuesto del sector público se elaboró bajo supuestos mucho más optimistas a los que efectivamente se dieron.

El informe de finanzas públicas del proyecto de ley de presupuestos para el año 2010 muestra lo siguiente:
Lo anterior tiene varias incidencias en los ingresos fiscales. Por concepto de demanda interna, le LPSP del año 2009 contempló un crecimiento del 4,3%, no obstante hubo una contracción de 5,5% y eso afecta a la recaudación que se produce por concepto de IVA, la gente, en general, consumió menos durante el año 2009 y, por tanto, hubo una menor recaudación tributaria en ese aspecto. El precio del cobre, asimismo, generó una menor recaudación por concepto de cobre bruto, ya que el precio promedio efectivo durante 2009 fue de 233 centavos de dólar, 57 centavos menos que la proyección hecha en 2008. Vale decir que por cada centavo que baja el promedio del precio del cobre, el fisco deja de recibir 67 millones de dólares. Esta baja en el valor del metal también repercute en los ingresos tributarios provenientes de la gran minería privada.

Todo lo anterior deriva en que los ingresos fiscales durante el 2009 se proyecten como inferiores en $5.297.299 millones a los proyectados en 2008, es decir, un 21,8% menos (Dipres, 2009).

En relación a los gastos, en enero de 2009 la Presidenta Bachelet anuncia un plan fiscal contracíclico equivalente al 2,8% del PIB, el cual tenía componente de transferencia directa a las familias para apoyar el consumo, rebajas tributarias para apuntalar la inversión, subsidios a la contratación para mitigar el alza del desempleo, entre otras. Además, en marzo de 2009 se anuncia un plan procrédito que buscaba destrabar las condiciones crediticias, sobretodo para la pequeña y mediana empresa, en un contexto mundial en que el crédito se había congelado y las condiciones para otorgarlos se habían endurecido. Por todo esto, hubo un gasto 1.458.926 millones superior al proyectado en la ley de presupuestos.

El déficit, finalmente, proyectado por el Informe de finanzas públicas para la ley de presupuestos del sector público del año 2010 alcanza un 3,6% del PIB, inferior al déficit que se proyectó en julio, el que según Alberto Arenas, director de la DIPRES, llegaría a un 4,1% del PIB (Diario financiero, 31 de julio 2009).

El déficti también tiene que ser separado, pues tiene un componente cíclico y un componente estructural. Los fundamentos de esta distinción se hayan en la regla de balance estructural que rige nuestras finanzas públicas (consagrada en la ley 20.128 sobre responsabilidad fiscal). La regla de BESP en Chile busca reflejar el balance presupuestario que se produciría en al trayectoria de la economía en el mediano plazo, abstrayendo los factores coyunturales que inciden en las finanzas públicas (Marce, Tokman, Valdes Benavides; 2001) De este modo, el componente estructural del déficit, es decir, aquel que tiene relación con los ingresos permanentes del fisco alcanzan un 0,4% del PIB de acuerdo a la DIPRES, mientras que un 3,2% corresponde a componente cíclicos y, por tanto, ligados a la recesión económica mundial y con el shock que se vivió a partir del último trimestre de 2008 y que ya desde diciembre de 2009 se ha empezado a disipar en Chile.

Esta regla de balance estructural hará que bajo los supuestos macroeconómicos que se han usado para la elaboración del presupuesto de 2010, se mantenga un balance estructural del 0% del PIB, pues el déficit es del año 2009 y fue financiado con giros realizados al Fondo de estabilización económica y social (FEES) que, de acuerdo al último informe entregado por DIPRES, tiene un valor de mercado que supera los 13 mil millones de dólares.

Es así como, gracias a la regla de BESP, se controla el gasto en diversos momentos del ciclo económico, esto es, en momentos en que la economía se sobrecalienta el gasto público es acotado, pues se reconoce la existencia de componentes cíclicos en los mayores ingresos que podría tener el fisco producto de la mayor actividad económica. Cuando durante el 2008 el cobre alcanzó valores históricos cercanos a los 4 dólares la libra, la regla fiscal permitió aislar el componente cíclico de los mayores ingresos que se produjeron, acotando el gasto público solo al ingreso estructural. Situación contraria ocurrió durante el 2009, en que la misma regla permitió mantener el gasto público y estimular la economía con un plan fiscal, evitando que la caída del producto fuera mayor.

Las finanzas públicas en Chile son manejadas de forma sumamente responsable. Esta disciplina ha permitido reducir la deuda pública desde un 47% en 1990 a un 4,9% del PIB a junio de 2009 (Ver informe de la deuda pública, DIPRES, Septiembre 2009). Al mismo tiempo, se han tenido superávits fiscales durante 14 años, contribuyendo a la reducción de la deuda y al generación de fondos soberanos. El siguiente gráfico muestra la evolución de los superávit/déficit fiscales desde 1990, como porcentaje del PIB.

(Fuente: Elaboración propia a partir de los informes de estadísticas de las finanzas públicas)

En definitiva, y a modo de conclusión, cualquier explicación que pueda hacer el déficit fiscal que Chile vivió durante el año 2009 tiene sus fundamentos en el ciclo recesivo que vivió la economía y del cual en diciembre Chile pudo salir, con un IMACEC de 3,9%, y del que las mayores economías del mundo aún buscan librarse. Hablar de irresponsabilidad en el manejo fiscal carece de todo asidero y resulta sumamente irresponsable en un momento en que una de las economías más abiertas del mundo, como la nuestra, se levanta de la peor crisis económica de la posguerra.

Referencias:
  • Informe de las finanzas públicas para la elaboración de la ley de presupuestos del sector público 2010. Dipres, 2009.
  • Informe de las finanzas públicas para la elaboración de la ley de presupuestos del sector público 2009. Dipres, 2008.
  • Tokman M, Marcel M, Valdés R, Benavides P; Balance estructural: La base de la nueva regla de política fiscal en Chilena. En Revista Economía Chilena. Volumen 4, diciembre 2001.
  • Compromisos fiscales y la meta de superávit estructural. Estudios de finanzas públicas, Mayo 2007. Dipres.

lunes, 24 de agosto de 2009

Bono y cohecho. Bachelet y Piñera.


Con bastante decepción he visto como muchos chilenos que opinan no son capaces de hacer un simple ejercicio de contextualización para ver la diferencia entre dos medidas: una concretada y exitosa y otra prometida y con muy poco peso dentro de un contexto de medidas sociales.

Para hacer un análisis un poco más acabado hay que remontarse a agosto del 2008 cuando uno de los bancos de inversión más grande de Estados Unidos se declara en quiebra. Lhemann Brothers había caído y con ello se había desatado una de las peores crisis económicas de los últimos 70 años. Como una peste la crisis se expandió por el mundo y el último trimestre del 2008 el PIB en Chile se expandió solo un 0,1% y el IMACEC ha registrado cifras negativas desde noviembre del 2008 hasta hoy.

Como respuesta a este adverso escenario, en enero de 2009 el gobierno lanza un plan fiscal como medida contracíclica para apuntalar el crecimiento, siguiendo las medidas Keynesianas y las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional. Un 2,1% del PIB fue destinado al plan de estímulo fiscal, financiado con dineros del FEES. Algunas de las medidas del plan tenían relación con ayuda directa al consumo: bono de 40 mil pesos en marzo, adelanto parcial de la operación renta 2010 para septiembre de 2009. Algunas otras iban hacia la inversión, con facilidades al crédito, eliminación de los impuestos de timbres y estampillas, entre otros.

Dentro de este plan es donde se enmarca el bono de 40 mil pesos por carga familiar para casi un millón setecientas mil familias de escasos recursos. Algunos elementos importantes a considerar: en las crisis económicas las personas pobres son siempre las más afectadas y por una sencilla razón: las familias de escasos recursos no pueden destinar parte de sus ingresos a ahorro por lo que gran parte o la totalidad de su ingreso se va en consumo, luego, cuando el ingreso es bajo o cero no pueden financiar su consumo, alterando gravemente su calidad de vida y además dañando una importante variable del crecimiento: el consumo. No así las familias de mayores recursos que sí pueden optar a medidas alternativas de financiamiento.

¿Que subyace entonces tras un bono? Por un lado la idea de apuntalar el consumo de las familias que más sienten una crisis económica. No es que no puedan financiar 'el diesel para el jeep, o pagar el cable' es simplemente que hay gastos básico que las familias pobres no pueden sustentar (esto es teórico y normativo, una familia que recibe un bono bien podría pagar el cable) Con eso mismo se busca impulsar el consumo de una enorme cantidad de familias para darle un empujón a la actividad económica.

¿Por qué no se usan mejor medidas estructurales? El 2009 es económicamente un año perdido. La regla fiscal no se respeto, habrá una contracción económica cercana al 1,3%, el desempleo llegará probablemente al 12% y el comercio y el industrial a nivel mundial se contraerá. Es en este escenario donde se justifican medidas de acción rápida que respondan a la coyuntura económica de un año de recesión. En ese sentido, subsidiar directamente el consumo no es malo, el programa 'dinero por chatarra' que Obama buscaba algo similar, pues si bien acá en Chile se planea hacer algo parecido para 'renovar el parque automotor", en Estados Unidos el objetivo era estimular la alicaida industria automotriz estadounidense.

Las medidas estructurales en ayuda a las personas de escasos recursos son de larda data en Chile. El profesor del INAP Mauricio Olavarría destaca en su libro 'Pobreza, crecimiento económico y políticas sociales' como la larga tradición de políticas sociales que se ha llevado a cabo en Chile ha permitido desde hace mucho tiempo reducir los índices de pobreza e indigencia. No es suerte que en 1990 en Chile la pobraza superara el 33% y hoy estáen torno al 12%. Eso, según el profesor Olavarría, es el resultado la tradición chilena en la ejecución de políticas sociales para quienes más lo necesitan.

El problema de estos bonos es que todos los empiezan a pedir una vez que se han dado y se corre la tentación política de entregarlos sin importar la coyuntura que se viva, pues ciertamente traen un rédito político importante el "entregar plata". Tal como lo hizo Piñera, ofrecer un bono es políticamente bueno, se ve mediaticamente como "ayudar" o como "continuar" políticas sociales. Pues hay algo claro, la pobreza en Chile no se ha bajado dando bonos, pues como ya mencioné antes, los bonos se dieron en un contexto específico y especialmente desfavorable. La pobreza en Chile se bajado con políticas y programas sociales de largo aliento orientadas a mejorar las condiciones de vida de las personas.

Frente a esto hay una agravante, Piñera es candidato y lo que ha ofrecido es -literalmente- un bono por votar por él. Eso es casi comprar los votos e intentar comprar a los chilenos con una medida que aparentemente tiene tintes de políticas sociales, pero que en realidad es solo una muestra de hasta donde puede llegar la derecha.

De perogrullo resulta mencionar el por qué estos bonos se han entregado en el último año de gobierno de la presidenta Bachelet. Coincidemente ha sido el último año de gobierno en el que se ha sentido la crisis económica internacional y resulta lógico. Si la gente vota por la concertación debido a esto será porque simplemente la gente juzgará que la concertación enfrentó bien la crisis. Puede que haya un incentivo político, es cierto, sin embargo todos los gobiernos tienen un incentivo político tras las medidas que toman y los programas que implementan.

El ofrecimiento de Piñera es muy básico, pobre y creo -francamente- que subestima la inteligencia de muchos chilenos.

No es necesario tener acabados conocimiento de economía como para darse cuenta de esto. Y si ahondamos un poco en datos económicos, para 2010 se proyecto crecimiento económico en Chile, con lo cual el escenario de crisis sería superado y habría que orientarse a políticas de largo plazo y no solo a las políticamente efectistas y de corto plazo.

Si quiere enterarse en detalle sobre el plan de estímulo fiscal, pues leer el proyecto de ley aquí.

jueves, 2 de abril de 2009

Luz al final del túnel

Desde hace algún tiempo estoy bastante pendiente de lo que pasa con la economía y todo el tema relacionado con la crisis financiera que afecta al mundo. 

Desde que la Presidenta Bachelet dijo que Chile no sería afectado por la crisis y Andrés Velasco -el operado de los nervios, como le decía mi profe de Macroeconomía, Julio Santisteban- propugnaba el blindaje de Chile producto de la disciplinada política fiscal, algo me inquietó. Aunque claro, esa inquietud tuvo un sustrato histórico más que técnico. Cuenta la historia como, luego del crack de 1929, el Dictador Ibáñez dijo al país que no debía cundir la preocupación, pues fruto de la "disciplinada política fisca de Chile la crisis no afectaría a nuestro país". Años después un informe de la Liga de las Naciones, desordenes públicos, varios presidentes caídos y hasta una república socialista darían cuenta que ese "blindaje" del que hablaba Ibáñez no era tal. 

El contexto obviamente resulta diametralmente diferente, Chile es un país mucho más rico que en los años 30 y la política fiscal de Chile ha sido efectivamente disciplinada. Dentro de las consideraciones de riesgos que ha hecho S&P y recientemente la listas de "paraísos fiscales" publicada por la OCDE muestran que en Chile algo se ha hecho bien los últimos años. La misma agencia Standard & Poor's señala que Chile "es la economía latinoamericana mejor posicionada para aplicar medidas anticíclicas con credibilidad y eficacia". 

Sumado a lo anterior, hoy en el Diario Financiero aparecen José Pablo Arellano y Diego Hernández de Codelco y BHP Billiton augurando un escenario si bien complicado, relativamente positivo en el mediano y largo plazo para la economía del cobre. Aunque también se menciona la cancelación de una serie de proyectos mineros para el 2009. 

Ahora bien, es cierto que por un lado existe un fuerte colchón sobre el cual Chile se puede apoyar en el adverso escenario internacional y hacer frente de mejor manera a lo que está sucediendo en el mundo desde la caida de Lehmann Brothers, pero también es cierto que ese colchón sirve para que la caída "sea del -1% y no del -10%". Los efectos los veremos igual, ya los estamos sientiendo. 

Hay dos cosas al respecto que me gustaría mencionar. En primer lugar el mundo busca el camino para salir de esta debacle financiera y en algunas partes se empiezan a notar signos de recuperación, tanto en Estados Unidos como en China, para muchos inequivocas señales que al menos la caída libre de la economía terminó y ahora solo queda esperar la recuperación. Hoy, además, ocurrió un hecho bastante llamativo, destacado por Lula Da Silva, Cristina K y Felipe Calderón: En la cumbre del G-20 ya no se trató a los países emergentes de la región como si no supieran nada, sino que se trabajó de igual a igual frente a un problema que requiere de la coordinación de todos los países del mundo para ser superado. El acuerdo del G-20 toma medidas concretas para enfrentar la crisis y no se limita a una serie de buenas intenciones por parte de los países miembros. Puede que sea cierto que un nuevo orden aparece, como dijo el Premier inglés Gordon Brown. 

En segundo lugar, algo que también me parece relevante es lo que Chile sacará de esta crisis en término de largo plazo. Es cierto que el plan por US$4.000 millones será de gran utilidad para apuntalar la economía nacional y evitar una catástrofe, pero no es menos cierto que el modelo de desarrollo chileno se ha venido progresivamente agotando y el crecimiento en torno al 7%, 8% de los años 90 es solo un recuerdo para nosotros desde antes de la crisis mundial. En tal sentido, hay reformas institucionales necesarias para motivar el desarrollo, pues la explotación minera, la celulosa, los salmones y la fruta ya no serán capaces de entregar suficiente crecimiento a Chile. Faltan reformas estructurales importantes: modernización del Estado para darle mayor eficacia, flexibilidad y rapidez a algunos procesos que lo requieren, temas sobre el mercado laboral, los incentivos, la innovación y la tecnología, la energía, la educación, etc. A corto plazo el plan de estímulo fiscal está bien, pero a largo plazo faltan muchas cosas para poder tener un desarrollo sostenible.

En todo caso, y dadas todas las señales que han surgido en economías importantes y el acuerdo del G-20, pienso que efectivamente hay una luz al final del túnel y lo que parecía la peor crisis en 70 años está cediendo gracias a las medidas que se han tomado. A lo mejor la recuperación aún está en espera, pero al menos el deterioro acelerado se ha detenido.